Fue ayer por la noche en el estadio Víctor Jara. Todo lleno. Algo debe haber en la idiosincracia local que conecta con la entropía de esta gente. Punk balcánico. Música de matrimonio en la hora peak de la embriaguez. Nos gusta ese desorden etílico y parece que eso nos emparenta con los Balcanes.
El show fue completamente efectivo. El propósito no era otro que generar una catarsis colectiva y eso hubo. Mucho salto, mucho cabeceo, mucho baile en la medida posibilitada por la estrechez de un recinto atiborrado.
Musicalmente, eso sí, prefiero los discos de No Smoking Orchestra a verla en el escenario. En varios sentidos, el espectáculo fue efectista. Y no solo por los trucos de circo ni la guitarra giratoria con contorno de luces. Tampoco por las acrobacias con el violín. Creo que lo que no me gustó de todo eso fue el rol secundario de la música, relegada tras toda las bravatas del Dr. Nelle al público, tras la devoción por Kusturica como director de cine y no como guitarrista (en lo que es casi menos que discreto).
Pero bueno, habría estado en el recital equivocado si hubiese buscado solo música. Como me dijeron hoy por la mañana un par de amigos, "faltó el copete". Tal vez fue eso.
3.03.2005
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1 comentario:
Pucha, si no tuviera un blog yo, no me habría enterado que eras más que una cara bonita. Cuál es el objetivo aquí? Crítica cultural en la ciudad de Santiago? Bueno, un comentario sobre tu "review": me dormí en todas las películas de Kusturica que intenté ver, así es que no creo que el copete hubiera ayudado: habría dado más sueño.
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