6.17.2005

Tres Coincidencias

1.- Lunes pasado: Cristián Warnken entrevista a Jaime Collyer en Concierto Enfoque, a raíz de su nuevo libro de cuentos, La Voz del Amo. Semanas antes, para que Warnken lo leyera, yo había tomado cualquiera de los varios ejemplares que habían llegado a la radio con una dedicatoria genérica escrita por el autor ("a un lector desconocido..." o algo así) . Después de la entrevista, Cristián me devuelve el libro. Yo le digo que se lo quede, que no se preocupe. "pero está autografiado para ti", me contesta. Collyer asiente. Abro el libro, una copia tomada al azar entre varias y que yo había leído durante algunos días, y veo por primera vez, debajo del mes y el año, Mayo 2005 (ya estábamos en junio): "Para Sergio Fortuño, esta voz distinta a las voces radiales, con el afecto del autor".

2.- Miércoles pasado: Terminamos el programa de Blanca Lewin con una parte de Cuadros de Una Exposición. Es el tema final, que se llama La Gran Puerta de Kiev. No me mata particularmente, y la versión de Emerson Lake & Palmer no ha contribuido a que la aprecie más, pero me pareció divertido un cierre con esas fanfarrias pomposas. Además, eran una buena banda sonora para largarme en caso de que me hubiesen despedido por la elección. Cuadros de una Exposición fue compuesta por Modest Mussorgsky en 1874 y orquestada por Maurice Ravel en 1922. La versión que tocamos era de la Orquesta Sinfónica de Chicago. El director era Carlo Maria Giulini. La mañana siguiente leí en el diario que Giulini había muerto el mismo día que una radio de música pop tocaba una de sus grabaciones.

3.- Navidad de 1977: Tenía cinco años. Esa noche había recibido mi primera bicicleta, una CIC de paseo, azul. Me fui a la cama contento. Con mi hermano menor compartíamos una pieza espaciosa y alta, de casa antigua, cada uno en una cama. Mi mamá, por esa noche, dormía con él. En medio de las cabeceras, colgaba de la pared un retrato de Charles Chaplin. En la madrugada, se cayó al suelo. El golpe fuerte y seco contra el piso de tablas nos despertó a los tres. Mi mamá emitió un pequeño y algo ahogado grito de asombro: "Se murió Chaplin", dijo. La radio lo confirmaba en la mañana. Durante esa madrugada de Navidad, decían las noticias, había muerto en Ginebra, Suiza, el actor, director y genio del cine mudo Charles Chaplin .

9 comentarios:

camafeo dijo...

Sergio... no tengo palabras...

Impresionantes coincidencias.

Que miedo.

Felipe dijo...

Sergio, es divertido como uno relaciona hechos y situaciones, es divertido como todos nos asustamos frente a las coincidencias, como no dejamos de sorprendernos porque tal día, tal cosa pasó.

Pero te has preguntado qué pasó el resto de los días?

Por eso quedan en nuestra memoria, porque son hechos fortuitos. Extraños sucesos que no caben en lo cotidiano.

A todos nos ocurren sorprendentes coincidencias, lo divertido es que por lo mismo nos acordamos de la pocas veces en que se presentan, pero no de la innumerables en que no suceden.

En mi área de trabajo le llaman a eso epifenómeno.

Sergio Fortuño dijo...

Interesante lo de los epifenómenos, Herbert. En los medios de comunicación abundan: relaciones causa-efecto que no son tales, conexiones que sólo están en la mente de quien las conciben, interpretaciones pontificadoras y mesiánicas, decisiones que se toman sin base empírica. Es cierto que recordamos los hechos cuando forman parte de coincidencias y que no registramos los miles o tal vez millones de sucesos que no podemos conectar con otros. Lo que a mí me impresiona de esto es la radicalidad del azar. Quiero decir que las cosas pueden suceder a un grado azaroso tal que parecen el producto de un diseño previo. Pero en realidad ese orden no es sino una de las incontables posibilidades del azar. Borges imaginaba a un grupo de monos tipeando etername en máquinas de escribir. En algún momento, decía él, el tipeo de los monos acabaría por reproducir con exacttitud todo lo que se ha escrito y se escribirá en la historia.

Felipe dijo...

sergio, Interesante comentario. Yo soy un biólogo muy incrédulo (de la onda ver para creer). Y una vez un amigo físico me trató de convencer con el principio antrópico de que las casualidades no existen, sino que son causalidades de fenomenos previos.

Y me daba un ejemplo parecido. Me decia que me cuestionara ¿Cuál es la posibilidad de darle a cien monos (o a un millón) una máquina de escribir, y que uno escribiera "El Quijote"? Absolutamente la posibilidad es muy cercana a cero ¡Pero no es cero!

Me parece que el problema esta en tratar de explicarse todos los fenomenos. El problema esta en creer que tenemos la capacidad para descubrir la solucion a cada problema. Y si no lo hacemos inventamos o una divinidad o cualquier imposible que nos llame la atencion.

Hay cosas que no podemos explicar- como el mono que tipea el quijote- pero son parte de las posibilidades.

Pero nuestro concepto racional no se explica como esa pequeña posibilidad sobrevive a lo normal.

Entonces inventamos dioses, fantasmas, extraterrestres... Porque todo debe tener explicacion... porque si no la encontramos... Entonces se nos desarma el concepto de dueños.













e improbable. pero por casualidad podria suceder.

Clo Aravena dijo...

mmm no estaremos hilando muy fino digo yo??????

KitTy dijo...

Mmm, me parecen divertidas coincidencias, ahora bien cabe preguntarse porqué suceden. No tengo idea, pero me gusta creer que entre todo el movimiento humano, tanta emoción dando vuelta en el aire van quedando restillos alrededor, seguro van transformándose y generando conexiones como las concidencias, casualidades o como les plazca llamar a estos sucesos ¿cotidianos?.
De todas formas, y omitiendo mi volá media ridícula, me parece altamente maravilloso que la racionalidad flaqueante de los humanos le permita a algunos sorprenderse de la vida, eso es impagable.

feña dijo...

Igual, con epifenómeno o sin, un buen amigo una vez llegó a su casa casi desesperado por escuchar el concierto de aranjuez. Curiosa urgencia, sobre todo en uno como él que no es muy de música. Al otro día murió Joaquín Rodrigo. Jevi.

Anónimo dijo...

Una vez quise postear. Y posteé. Guau.

Javier Poch dijo...

Cuando la encuentre te paso la versión original, para piano. Hermosa y modesta.

Ravel tenía la manía de orquestar todo. Partiendo por sí mismo.
Escucha Le Tombeau de Couperin, pero la versión de piano.
Lacrimógena.

saludos de un buen amigo