2.25.2005

Fortuño's Review: Entre Copas

Mi idea es la siguiente: libro que lea, película que vea, disco que escuche, los comento acá.
Voy a partir con una de las nominadas a mejor película para el Oscar.
Esta como la versión masculina de Thelma & Lousie. No digo versión masulina y perna, porque se da por descontado que si es masculina, es necesariamente perna. Lo que en la road movie de Ridley Scott con Susan Sarandon y Geena Davis era rebeldía y audacia, aquí es torpeza y absurdo.
Miles (Paul Giamati, que se lució como Harvey Pekar en American Splendor) es un profesor de castellano con aspiraciones de novelista frustradas y gran conocedor, así como bebedor, de vinos. Su amigo Jack (Thomas Haden Church), es un actor que llegó a ser popular gracias a una telenovela de la cual ya han pasado varios años. Ahora se las arregla con pegas publicitarias y espera que el matrimonio con la hija de unos empresarios inmobiliarios de origen armenio le arregle el futuro.
Miles será el padrino de la boda. Una semana antes de la ceremonia, ambos parten a un viaje por las viñas y viñedos californianos. Será la despedida de soltero de Jack.
Pronto queda clara una asimetría esencial en la actitud con la que cada uno de estos cuarentones sin éxito enfrentará el viaje. Jack quiere darse sus últimos revolcones de soltero. Miles difícilemente tiene energías para querer algo. Aparte del vino, no tiene otro interés que recibir noticias de su agente sobre la voluminosa novela de él que está siendo evaluada por una editorial neoyorquina. Cuando no está pendiente de una de esas dos cosas, se lamenta por el fin de su matrimonio, del cual ya han pasado dos años.
La pareja de amigos llega a su destino y conoce a un par de mujeres. Jack consigue la acción que quería. Miles, el torpe, se pierde en disquisiciones sobre el vino con Maya, la mesera y también conocedora de vinos que es su prospecto de conquista (una cautivante y natural Virginia Madsen). El diálogo de ambos sobre la relación del vino con el tiempo dan una de las claves de la película. Toda botella tiene un mejor momento para ser descorchada. Luego de eso, viene su deerioro. Así puede suceder con los humanos y sobre todo con los personajes masculinos protagónicos del filme. La incógnita es si el deterioro es inapelable en las personas o si existirá siempre una oprtunidad de recomenzar.
A veces, Entre Copas, parece señalar que tal oportunidad está perdida. La abyección con que Miles roba a su madre un día antes de su cumpleaños para continuar el viaje y las consecuencias de los enredos sexuales de Jack parecen sepultarla. Pero los sacrificios que estos amigos están dispuestos a hacer por el otro o la comprensión de Maya vuelven a ofrecerla. Siempre se puede volver a cosechar.
En esa habilidad para mostrar el tránsito permanente de sus personajes entre el egoísmo y la entrega, entre la resignación y el empuje, radica una de las principales virtudes de Entre Copas. No pasa lo mismo en los momentos más ceñidos a los moldes clásicos de la comedia (Miles en un ataque de frustración corriendo cuesta abajo por una viña botella descorchada en mano con Jack a su saga), que parecen algo artificiosos. Es la efectividad emotiva del realismo casi desinteresado con que se cuenta esta historia lo que la convierte en un remezón imperdible.
(Dedico este comentario, ya que se trata de una película sobre vino y amistad, a mi amigo y compadre Pablo Márquez, conductor de Gran Reserva en Radio Concierto.)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido amigo, compadre y companero de tantas...

sinceramente, muchas gracias...

PM

Anónimo dijo...

Hoy me desperté con la pelicula de Howard Stern, y traté de extrapolar su personaje a nuestro angosto país. Realmente no encontré a nadie que tuviese una conciencia radial destacada, a excepción de los hierbateros chantas de la amplitud modulada.Contradictorio igual, pero el punto es que los hierbateros y omarcito`s sólo entregan risas, en cambio Stern sedujo a todo un país, y no cualquiera.Por eso, después de mi "esforzado" análisis, concluí que no existen talentos radiales, pero sí existen generosas ideas que fluyen por medio de las ondas.El motor de esas ideas podría ser radio concierto y el catalizador, Sergio Fortuño. Aprovecho "entre copas" para agradecerte la buena pega que haces, que no tiene la audacia de Stern pero tiene las neuronas de Larry David (cualquier ícono de la cultura pop sirve)y la gracia de omarcito garate. Se agradece el blog. Saludos.

Anónimo dijo...

El medio es Concierto. El talento es Fortuño. Hay que otorgárselo y aplaudirlo (aunque a veces quiero ahorcarlo, reconozco que lo admiro y estimo).

Salud Sergio, se ve bien este blog, no lo deje botado

feña dijo...

cierto que tiene eso de road movie lenta, de trazos cortos, pero tambien me recuerda leaving las vegas, sin tomar vodka en la ducha, sino catando y discurseando. pero es una pelicula sobre alcohol tambien. Miles es un alcoholico integral.