Me quedó dando vuelta esto de los grandes chilenos y la pelea estrecha entre Allende y Prat. Creo que la contienda (término muy de Prat, ¿no?) se definió entre los dos porque ambos son personajes muy similares.
Prat y Allende dieron su vida por una causa derrotada. Prat sabía que la desprovista fragata Esmeralda no tenía nada que hacer ante el acorazado Huáscar, pero murió peleando hasta el final. Allende sabía que el golpe militar en su contra llevaba todas las de ganar y se suicidó para impedir que las Fuerzas Armadas se dieran el gusto de sacar de La Moneda a un presidente democráticamente electo.
De alguna manera, también Prat y Allende murieron por una utopía fallida. El héroe naval fue al abordaje de la nave enemiga impulsado por un patriotismo que en realidad disfrazaba intereses colonialistas en la explotación del salitre. El líder de la Unidad Popular se inmoló por un programa ideológico que en ningún lugar del mundo logró su propósito abolir la explotación y la pobreza.
Creo que a los chilenos nos gusta la derrota digna. Cuando vamos a perder, perdemos porque queremos. En eso se parecen los discursos del abordaje y las grandes alamedas. La contienda desigual nos viene bien. Nos gustan más los perdedores trágicos y grandilocuentes que los personajes eficientes, como Carlos Condell y algunos socialistas renovados.
Prat y Allende dieron su vida por una causa derrotada. Prat sabía que la desprovista fragata Esmeralda no tenía nada que hacer ante el acorazado Huáscar, pero murió peleando hasta el final. Allende sabía que el golpe militar en su contra llevaba todas las de ganar y se suicidó para impedir que las Fuerzas Armadas se dieran el gusto de sacar de La Moneda a un presidente democráticamente electo.
De alguna manera, también Prat y Allende murieron por una utopía fallida. El héroe naval fue al abordaje de la nave enemiga impulsado por un patriotismo que en realidad disfrazaba intereses colonialistas en la explotación del salitre. El líder de la Unidad Popular se inmoló por un programa ideológico que en ningún lugar del mundo logró su propósito abolir la explotación y la pobreza.
Creo que a los chilenos nos gusta la derrota digna. Cuando vamos a perder, perdemos porque queremos. En eso se parecen los discursos del abordaje y las grandes alamedas. La contienda desigual nos viene bien. Nos gustan más los perdedores trágicos y grandilocuentes que los personajes eficientes, como Carlos Condell y algunos socialistas renovados.
2 comentarios:
interesante análisis, no lo había visto desde ese punto de vista...muy bien y gracias!
Hola Sergio!!!
Coincido en parte con el análisis; pero está muy bueno.
Contestando a tú mensaje; sí, yo soy la arquitecto, la menor de mis tres hermanas.
Las ilustraciones no las he publicado, AÚN, me gustaría mucho, pero estoy en eso!!
Estás en el facebook?, te ves con los hijos de la tía Tony?,
Me acuerdo de los dos apodos, canco y camené!!!!
Un abrazo
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