12.12.2005

La Verdadera Adolescencia


Tiempo atrás, en una reunión de trabajo, hablábamos sobre la gente de mi edad. De mi edad y también en mi situación de vida. Gente que trabaja independiente o como empleada en el sector terciario, con escolaridad superior a los 15 años, cotizante del sistema privado de salud, con auto propio y vivienda sólida. Me puse medio Censo en la descripción, pero en fin. Hablábamos, en el fondo, de lo que se ha dado en conocer como el adulto joven de clase media y media alta.

En un post anterior escribí sobre nuestro patético apego a la juventud. La palabra apego tiene mucho de literal en este caso, porque las edades de los humanos hoy reciben rótulos que incluyen la etapa que las preceden directamente.

Los adultos somos adultos jóvenes y los ancianos son adultos mayores. Mientras, en el otro extremo de la vida, nuestra idea sobre la niñez tiende a asimilarla a la etapa siguiente. Hoy se habla de los pre púberes como tweens, anglicismo que en el fondo designa una adolescencia previa a los signos del desarrollo sexual.

Todo parece converger en torno a a la adolescencia y la juventud. Es el terreno imaginario donde situamos las vidas tanto de quienes aún no viven esa fase como de quienes ya la atravesamos. Antes, concebíamos la adolescencia como un momento de identidad inestable, de búsqueda y cuestionamiento, de conflicto y enfrentamiento. Pensábamos en ella como un período de percepciones difusas, de gestos y hábitos en cambio permanente. La adolescencia era la edad de lo incierto.

Hoy, me parece que los únicos que tienen clara y resuelta su identidad son los adolescentes. El resto, y sobre todo los adultos, vivimos peleando con nuestra identidad. Nosotros nos comportamos como adolecsentes sin rumbo tratando de compatibilizar diversión con trabajo, responsabilidad con desenfreno, familia con amigos, placer con ahorro.

Queremos tenerlo todo. Queremos ser jóvenes y adultos al mismo tiempo. Nos negamos a abandonar la juventud y también a entrar de lleno a la adultez. Tal vez seamos presa de un deseo cuya condición para seguir existiendo es no ser satisfecho. Esa es la misma lógica del mercado, no sólo de los bienes, sino también de las aspiraciones, donde todo se acaban si las expectativas dejan de sobrepasar a la realidad. Por eso, buscando estar satisfechos sin poder llegar realmente a estarlo, gastamos a la vez que ahorramos, nos cuidamos a la vez que nos excedemos, soñamos a la vez que somos prácticos.

Es el sistema. Y para que funcione no tenemos que comportarnos como adultos. No hay que crecer ni madurar para mantenerlo. Debemos ser, quién sabe hasta cuando, puramente adolescentes.

11.03.2005

Bueno, Pero No Se Enoje

He estado pensando en esto desde que Ricardo Lagos se enfureció con un grupo de ecologistas en Valdivia, pero no había tenido tiempo para escribirlo.

No entiendo a la gente enojona. Más bien, entiendo los enojos. Yo paso enojado muchas horas del día. Lo que no comprendo es la acritud, el mal genio, la pérdida de los estribos. Hablar a gritos. No me gusta que un presidente se comporte de esa manera, menos si se piensa que ese temple malhumorado que tiene el nuestro es uno de los elementos que han contribuido al respeto reverencial que hoy le profesan desde el anónimo ciudadano de a pie hasta los líderes empresariales.

La mayoría de las veces, enojarse es comportarse con egoísmo. El que se enoja cree que los demás comparten su idea de cómo son las cosas, de lo que hay que hacer y lo que no. El enojado no se entiende más que a sí mismo. Cuando se le pasa, ha empezado a comprender que el mundo es compartido por gente con distintas historias y distintas miradas.

También, para ser justos, los que hacen enojar a alguien se han comportado con egoísmo. Básicamente, porque no se han detenido a pensar que su forma de hacer las cosas, o de no hacerlas, puede molestar a otros. Como buen pasivo-agresivo, yo me cuento en este grupo.

Ricardo Lagos piensa que merece nada más que admiración hacia el final de su gobierno. No está dispuesto a aceptar cuestionamientos cuando está a punto de culminar una de las administraciones más exitosas de nuestra historia. Bramó a los ecologistas que nadie lo había hecho a callar en dictadura, pero no reparó en que lo que hacía era callar a quienes protestaban, precisamente lo que la dictadura quiso hacer con él.

El enojo es muchas veces así, una gran contradicción para el que es su presa. Me ha tocado verlo varias veces en mis trabajos. He conocido jefes que asumen una actitud relajada la mayor parte del tiempo, pero que ante una contariedad relevante o bajo mucha presión se convierten en energúmenos desquiciados, vociferantes y abusadores. Eso pasa porque ellos mismos han rehuido establecer reglas claras y les atemoriza dar órdenes taxativas. Tienen miedo al poder. No pueden convivir bien con él.

Saber dar órdenes y saber seguirlas es un arte. En cualquier lado que uno le toque estar, requiere humildad y empatía. Claridad para explicar y valor para hacer sentir la autoridad, por una parte, y no acatar lo que no se considera justo o apropiado, por otra. Es una mezcla entre fuerza bien ejercida y sabiduría.

La gente que domina este arte se lleva mejor con el poder. Es gente justa y responsable. Tal vez su vida no sea una montaña rusa de emociones y transcurra más bien en la planicie de la templanza. Pero más de alguna vez he visto a estos personajes sonriendo con un semblante que irradia calma e impele a creer que podemos llevarnos mejor si queremos.

10.17.2005

Kathy Barriga

Darme cuenta me tomó por sorpresa: admiro a Kathy Barriga.

La revelación se incubó cuando alguien, no recuerdo quién, comentó: "La pega de esa mina es sencillamente aparecer en la tele". No puse mucha atención a la frase entonces, pero tiempo después volvió a mi mente, repitiéndose una y otra vez hasta que adquirió su sentido definitivo.

Supuse que Kathy diría la verdad si respondiera "mi trabajo es salir en la tele" cuando le preguntaran por él. Concluí que el principal anhelo de esta mujer es simplemente ése, salir en la tele. Que su trabajo, en el fondo, es cumplir ese anhelo. No importa específicamente en qué. Tal vez tampoco importe cómo.

Recuerdo que la gente que trabajaba en Maldita Sea, de Rock & Pop TV, se reía de ella cuando hacía el personaje de Robotina, la doméstica que atendía a Rodrigo "Pera" Cuadra y a Juan Andrés Salfate mientras ellos veían películas malas. Robotina, decían, se la creía demasiado. Le ponía mucho color a eso de salir en pantalla. Se juraba rostro.

Pobres, no entendían. No sabían que la chica trabajaba para cumplir un anhelo, algo que muchos de ellos seguramente no podían decir de sí mismos. En eso, Kathy los sobrepasaba. Sin demasiado talento, carisma, ni belleza, ella comenzaba un camino del que no se desviaría, por mucho que pasara de ahí a Mekano, a la granja VIP y donde fuera. A fuerza de pura determinación, cejaría por no desaparecer.

Con una potente mezcla de ambición e instinto de sobrevivencia, Kathy Barriga me recuerda que uno es capaz de conseguir muchas cosas si tan sólo decide luchar por ellas. Tener una idea de lo que se quiere y creer en uno mismo son el primer paso. Suena obvio, pero cuesta. A mí me cuesta, por lo menos. Por eso admiro a la gente que lo tiene claro. No importa si su objetivo es descubrir nuevas fuentes renovables de energía o sencillamente ser rostro de televisión. Hay un nivel básico, esencial, en que los requisitos de cualquier logro humano son los mismos. Kathy Barriga cumple con ellos y nadie me mueve de ahí.

No estoy diciendo que admire a toda la gente que cumple sus sueños. No puedo defender a alguien cuyo sueño es transformarse en asesino en serie y actúa con la convicción necesaria para lograrlo. Tampoco admiro a otros rostros cuya permanencia en la pantalla depende de intrigas, mentiras, manipulación y cualquier acción que pase a llevar a otros. Es necesario agregar honestidad a la convicción.

Espero que Kathy sea honesta.

10.12.2005

Condones, Transfusiones y Cinturones de Seguridad

Supongamos que los bancos de sangre de Chile están en crisis. Que se requieren donantes con urgencia. Siguiendo los argumentos de quienes dicen que la actual campaña de prevención de contagio del VIH/SIDA pasa a llevar las conciencias de quienes se oponen al uso del condón, el gobierno no debería emprender ninguna acción comunicacional, porque pasaría a llevar las conciencias de credos protestantes que prohiben la transfusión sanguínea.

Supongamos que se elevan drásticamente las muertes en accidentes automovilísticos debido al no uso de cinturón de seguridad. Siguiendo el argumento de quienes destacan que el condón no es cien por ciento efectivo, el gobierno no podría emprender una campaña por el uso del cinturón de seguridad, ya que éste tampoco evita la muerte en el cien por ciento de los accidentes.

9.21.2005

El Trabajador Radial

Una vez más, día del trabajador radial. Es curioso. He sido trabajador radial una buena parte de mi vida y la mayoría de los 21 de septiembre he estado fuera de la radio. Hoy no es la excepción. Posteo bajo un gentil sol californiano y recuerdo a mis compañeros allá en Santiago.

Este post es un homenaje a ellos, gente con la que trabajo en la Concierto, uno de los proyectos más bellos de mis años laborales. Y también el más exitoso. Lo he pasado bien y lo he pasado mal, como en todo. Pero como en muy pocas cosas, ha valido la pena.

Mi mamá trabajó en radio. Mi papá también. Algo debe haber ahí. Pero yo no me identifico tanto con el medio. Me identifico con el proyecto. No me importa "la magia de la radio", ni la inmediatez, ni la libertad que supuestamente te ofrece. Me importa más que la radio específica donde yo trabajo sea un medio honesto, apasionado y jugado. Y eso está. Así que gracias a los que la mantienen así.

Y también muchas gracias a los que escuchan, que le dan sentido a todo esto. Sigan ahí e inviten a sus amigos.

9.11.2005

Salvador Allende


Quedan pocos minutos para que termine un nuevo 11 de septiembre. No he visto las noticias, así que no tengo idea de lo que ha pasado en los actos y manifestaciones de siempre.

Sólo pensé un momento en Allende, antes de que concluyera el día. El mismo día de otro calendario cuyo fin él no alcanzó a ver, pero que sigue resonando para muchos.

Resuena su último discurso. Y resuenan, aunque nadie los haya registrado, los tiros con que terminó su vida. Ese sonido violento, unido a la imagen de su cadáver con el cráneo partido, es una de las primeras irrupciones de lo macabro que muchos experimentarían a contar de entonces. Pero también es la medida de un acto con que Allende, creo yo, quiso legar algo de confianza en la vida para los que vinieran después.

Allende dio un ejemplo extremo de fidelidad a los compromisos de un gobernante con su país. Quizás en ese momento él era el único que sabía que lo peor que podía pasarle al país era perder la democracia. No lo sabían, obvio, ni la derecha ni el centro. Pero gran parte de la izquierda tampoco. El sí. Y era algo que sólo podía pasar sobre su cadáver.

No sé qué hubiese pensado yo de Allende de haber tenido la edad que tengo ahora cuando él gobernaba. Hoy sé que hizo muchas cosas mal. Demasiadas. Pero hay dos cosas por las cuales lo admiro, independientemente de lo que haya conseguido. Primero, que su intención fue siempre gobernar para beneficio de los desposeídos. Segundo, su capacidad de dar la vida para derrotar moralmente y desde el primer día a las fuerzas concatenadas en su contra.

Treinta y dos años después, el general oscuro y de mirada inhumana que a última hora se decidió a engrosar las filas de esa conspiración, espera la muerte en medio de la deshonra y el abandono.

8.31.2005

Yo No Quiero Ser Joven


Tema de conversación de domingo en la cama por la noche junto a la bella Valeria, viendo Music Video Awards de MTV.

"¿Qué es esto?", nos preguntábamos consternados ante tanto hip hopero chulo en vaselina y a dos mil dólares cada percha. Yo añoraba los años del hip hop bien tuja, tipo Run DMC, Kurtis Blow, Public Enemy, incluso.

Hablábamos de ser joven. De si realmente había gente joven que disfrutaba ese anzuelo disfrazado de música lanzado por Tommy Hilfiger o algo peor. Y de si nosotros éramos jóvenes o no.

Yo lo tengo claro: no lo soy. Pago dividendo, soy padre, pago Isapre, impongo en una AFP. Sólo me falta el APV, pero espero tener pronto noticias al respecto. La vida ya no es para mí un campo de infinitas posibilidades abiertas hacia el futuro. Mis actos están en gran parte limitados y determinados por mis responsabilidades. No se puede ser joven si llegar a fin de mes figura alto en tus prioridades.

Por otra parte, ¿hasta cuándo vamos a estirar la cuerda de la juventud? ¿Hasta los 40? Por favor, ¿me van a decir que alguien que debería estarse chequeando la próstata sigue siendo joven? Aún así, seguimos escuchando hablar de "jóvenes" de más de 30 e incluso más de 40.

El lugar común reza que siempre se puede ser joven de espíritu. Eso me huele más que nada a un consuelo ante el paso del tiempo y el deterioro físico y mental. A nadie le importa ser joven de espíritu. Si realmente importara, los cirujanos plásticos no se forrarían como lo hacen. A propósito, hay mucha gente cuya vejez se adivina por lo jóvenes que han quedado luego de sucesivas aplicaciones cutáneas y subcutáneas del bisturí y el rayo láser.

Reconozco ser vanidoso. Que hago ejercicios más por eso que por la salud. Eso me convierte precisamente en un viejo. En alguien que está envejeciendo, al menos. Me alegro. No lo pasé bien siendo joven. Empecé a disfrutar las cosas cuando ya empezaba a ser adulto, a los 21, terminando la universidad y comenzando a trabajar. Así que no añoro esos años jóvenes de culto al malditismo, a la pose, al físico, a la onda. Yo no encajaba ahí. Lo único bueno de haber sido joven es que tuve que pasar por eso para llegar a esto.

Finalmente, me pregunto: Mientras mi mujer, mis amigos y yo podemos estar bailando a las 4 de la mañana en una fiesta, poniendo música, conversando, comiendo, bebiendo, pintando el mono, muriendo de la risa al inventar proyectos irrealizables, ¿dónde están los jóvenes? ¿Chateando?

8.23.2005

La Competencia


A mi mujer y a mí nos ha llegado el tan angustiante como inevitable momento que tantos padres deben enfrentar. Nuestra hija, que aún no cumple tres años, ya debe postular al colegio.

Cualquiera que haya pasado por el trance se los dirá: Es horrible. Expones a la persona que durante un par de años ha sido el centro de tu vida para que la juzguen y te digan si es apta o no. Es hasta ofensivo. Por supuesto que es apta. Cómo no va a serlo si es el más bello, bueno e inteligente ser humano que existe.

A uno no le gusta que la psicopedagogía se entrometa en la valoración de sus hijos. Creo que nos aterra esa primera confrontación entre un jucio presumiblemente profesional e imparcial y la percepción enteramente subjetiva que padres y madres tienen de sus niños. Por otro lado, no puedes evitar saber que en realidad te están juzgando a ti. Si los pendex no hablan todo lo que deberían, si no atinan a distinguir no sé qué figura de esta otra, si tienen rollos psicomotores o no saben socializar, ¿de quién es la culpa?

Los colegios también entrevistan a los padres, es cierto, pero incluso en las pruebas que dan los niños, los evaluados son siempre los adultos. Personalmente, puedo tolerar las malas evaluaciones. Me cuesta, pero puedo. Claro que otra cosa es que algo que tú hayas hecho mal perjudique a un inocente. Eso es lo que debes enfrentar al someter a tu cabro chico a un proceso de selección. Al final de todos los trámites, pruebas y entrevistas, sabrás de forma inapelable si estabas o no cagándola con la educación y estimulación de tu crío.

¿Exagero? Sí, en el sentido de que esto es con posibilidad de repechaje. Hay otros colegios y el rechazo en uno no significa que la vida de la pobre criatura que no pidió ser sometida a esta inquisición quede marcada para siempre por el fracaso. Tampoco se puede olvidar que esto de elegir colegio al cual postular es un regodeo ABC1 o aspiracional y que el grueso de la población sigue metiendo a los hijos donde pueda no más. Aplicando realismo y poniendo las cosas en contexto, no es tan terrible.

Lo duro, para mí, es otra cosa. Se me da mal el manejo en el esquema competitivo en que vivimos y que comienza a operar cuando se tienen sólo dos años y medio, como en el caso de mi hija. Ella ya entró en una secuencia de pruebas y mediciones que seguirá cada año de su educación, en su vida laboral, cuando sus propios hijos deban empezar a estudiar (¿se examinará a los fetos para seleccionarlos de acuerdo a las proyecciones de su constitución genética?).

Dicho más brevemente, aún no tienes todos los dientes y ya estás compitiendo. Puede que no haya otra opción y que en esto no nos diferenciemos de otros animales. Hay que competir por la comida y la sobrevivencia. Parece ser una ley. Podemos tener la posibilidad de darle un marco cultural a esa competencia, de hacerla más pareja y regulada, pero al fin y al cabo es una competencia. Algunos tienen que ganarla. Y otros, necesariamente, deben perderla.

Creo que todo esto sería más soportable si no sobredimensionáramos nuestra inclinación a ensalzar a los ganadores y si no rehuyeramos tanto a los perdedores. Lo más probable es que seamos ambas cosas en distintos momentos. Si la competencia es algo tan natural, intentemos que no sea tan dramática.

Comentario de mi mujer, Valeria, al leer esto: "Estás olvidando que estos procesos también apuntan a proteger a los niños, en la medida en que evitan que niños no maduros entren a sistemas a vivir frustraciones académicas y de socialización con el resto. Si una persona es sometida a hacer cosas para las que no tiene recursos sólo vas a crear y criar un niño desesperanzado, frustrado, enrabiado y perdedor". Es lo que yo llamo una comprensión cuerda y desdramatizada de la competencia.

8.12.2005

Lista de Canciones

Una lista de canciones mientras ordeno ideas para un nuevo ensayo breve (creo que ese es el género al cual dedicaré mayormente este blog, por dos razones: nadie me publicaría esos textos y, como todo lo que me gusta, no me llevará a ninguna parte).
El criterio es simple. Son canciones que me gustan, en ningún orden específico. Existe la restricción de una sola canción por intérprete.
Si buscan listas de discos, que son más útiles, visiten las que han hecho Javier y Sergio Coddou.

- Caballito Blanco, Anónimo
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My Favourite Things, Elenco de la Novicia Rebelde - Maldigo del Alto Cielo, Violeta Parra
- Desolation Row,
Bob Dylan
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Trouble Every Day, Frank Zappa & The Mothers of Invention
- Suite Recoleta, Fulano (instrumental)
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Promesas sobre el Bidet, Charly García
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Love, John Lennon
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A Day in the Life, The Beatles
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Sympathy for the Devil, The Rolling Stones
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Suffer Little Children, The Smiths
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Catch, The Cure
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Behind the Wheel, Depeche Mode
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Bizarre Love Triangle, New Order
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Just My Imagination (Running Away with Me), The Temptations
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Who's Loving You?, Smokey Robinson & The Miracles
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Victims, Culture Club
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All Things Must Pass, George Harrison
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Ya No Te Espero, Silvio Rodríguez
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The Broken Heart, The Mooney Suzuki
- Stop Whispering, Radiohead
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No Distance Left to Run, Blur
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A Little Respect, Erasure
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Living for the City, Stevie Wonder
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Don't Leave Me This Way, Communards
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Hopelessly Devoted to You, Olivia Newton John
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The Death of Ferdinand De Saussure, The Magnetic Fields
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Losing Your Affection, Future Bible Heroes
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Yo No te Pido la Luna, Daniela Romo
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Este Amor Ya No Se Toca, Yuri
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Watch Your Step, Elvis Costello
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Muchacha Ojos de Papel, Almendra
- Tatuaje Falso, Fito Páez
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Cantata de Puentes Amarillos, Pescado Rabioso
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Crying, Roy Orbison
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Et Maintenant, Gilbert Bécaud
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Words of Love, Buddy Holly
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Deadbeat Club, The B-52's
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Nightswimming, R.E.M.
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I Melt with You, Modern English
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If I Should Fall from Grace with God, The Pogues
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Final Caja Negra, Soda Stereo
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Universo, Entre Ríos
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Agua, Miranda!
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Sampa, Caetano Veloso
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Detalles, Roberto Carlos
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Landslide, Fleetwood Mac


8.02.2005

Ser Ateo


No recuerdo cuándo dejé de creer en Dios. Igual sigo escribiéndolo con mayúscula. Es un nombre propio y los nombres propios se escriben así, aunque sean de ficción, como Superman o el Viejo Pascuero.

Digamos en realidad que elegí no creer en Dios. Invertí la famosa apuesta de Pascal, que puede resumirse como "entre creer y no creer, mejor creer". Pascal pensaba que ante dos opciones con igual probabilidad de ocurrencia, era mejor apostar por la más conveniente. Entre ponerle y no ponerle, Pascal le ponía.

En esta materia específica, yo prefiero no ponerle. Opto por apostar que Dios no existe. Al ponerlo así, "apostar que Dios no existe", asumo que tanto su existencia como su inexistencia no se pueden demostrar. No creer es tan ilógico como creer. Se trata de inclinaciones que pueden ser emocionales, intelectuales, estéticas o, vaya uno a saber, hasta genéticas. Por cierto, también pueden ser imposiciones de la familia o de la sociedad.

Creer y no creer coinciden en ser opciones o imposiciones surgidas de un supuesto inicial que no es verificable empíricamente, pero son muy diferentes en todo lo demás. De partida, al no creer se reconoce que la muerte es el fin de la historia para cada quien. Después, nada de paraíso ni de infierno. Nada de reencarnación. Nada de nada. La Nada. También la escribo con mayúscula, no sé por qué.

Al ser ateo, no concibo la vida como la antesala curricular de una recompensa o un castigo ultraterrenos. Si uno es bueno, es bueno porque sí. Los actos y las personas adquieren valor por sí mismos, no como un medio por el cual acercarse a o alejarse de Dios. Creo que los ateos nos paramos en el mundo y vemos en él, en los seres vivos y la naturaleza, más fines que medios.

Otra gracia del ateísmo para mí es que, sin la creencia en una divinidad o un más allá, no hay razón para creer en el pecado ni en la culpa asociada a cometerlo. Lo asombroso es que sin pecado ni culpa, sin temor a un castigo después de morir, las cosas podrían ser peores de lo que son. No habría razón alguna para que existiese la bondad, la solidaridad, la lealtad, el heroísmo e incluso el no meterse con nadie ni andar hinchando las pelotas de los demás, cualquier cosa que beneficie a otros y cuya omisión no esté penada por la ley. Porque pecado no habrá, pero delitos sí.

Sin embargo, como ateo creo en algo que explica que la paz, la libertad, la igualdad, el respeto a los derechos de todos y otras ideas civilizadas existan como posibilidad. No es que esas cosas imperen siempre. De hecho, es más bien lo contrario. Pero no por eso son inconcebibles. Pienso que nadie perdería el tiempo en la persecución de esos ideales si no albergara la creencia en la Humanidad. Sí, otra mayúscula.

Aquí también se trata de creer, porque nadie puede tener una experiencia directa de la Humanidad, que implica, por lo bajo, a los seres humanos que existen, que existieron y que existirán, a sus obras, sus historias y el tipo de mundo en que vivieron. Yo me inclino a incluir también a los otros animales y a la naturaleza, por lo que tal vez haría falta otra palabra para escribir con mayúscula. Pero por ahora dejaré esa búsqueda pendiente.

Creer en la Humanidad es creer en que nuestros actos repercuten en otros, para bien o para mal. Para mí, esa creencia es la que permite pensar, por ejemplo, que es posible un mundo mejor tanto para nosotros como para los que vendrán después. Si no creyera en la Humanidad, nada me podría importar menos.

Para algunos ateos como yo, entonces, hay algo que trasciende nuestra existencia como individuos aislados. Esa trascendencia es distinta a la de Dios. Sólo sabemos que la podemos concebir, pero no experimentar. Con eso nos basta.

¿Se entiende?

(Nota: Esta es la segunda versión de un post anterior, que desapareció misteriosamente del blog. ¿Castigo divino?)

7.18.2005

Elogio de la Cordura


De un tiempo a esta parte, hemos vivido un proceso de revaloración de las emociones. La racionalidad tiene cada vez peor prensa. Se aprecia que alguien tenga la capacidad de "conectarse con sus emociones". Se critica a las personas demasiado racionales. La relevancia que se la da a las emociones en nuestra época se advierte en que se haya logrado instalar en el lenguaje cotidiano la idea de una inteligencia emocional, lo que implica suponer que hay habilidades relativas a las emociones que se pueden medir y comparar entre una persona y otra.

En mi experiencia personal, durante más de una década trabajando en medios de comunicación he podido advertir cómo el componente emocional ha robado terreno al análisis, a la verificación a partir de hechos, al rigor informativo. Figuras mediáticas como el Rumpy y Bonvallet, proyectos como The Clinic, no surgieron por nada en los noventa. Ellos y otros respondieron a demandas insatisfechas de identificación emocional. En general, su aceptación no dependía ni depende de la veracidad o coherencia de sus mensajes, sino de su estilo, su originalidad, su audacia.

Creo que un país se descartucha así, de una forma irracional, catártica. Una vez más: Miles de personas en pelotas en medio del frío de una mañana de invierno, a la misma hora en que se juega la final de un mundial de fútbol, es algo que no tiene lógica. Pero no deja de tener sentido. Sobre todo si se toma en cuenta la historia de represión y límites a la libertad de expresión que precedió a esa ruptura.

El peligro está en que la catarsis se lleve todo a su paso. Que el carnaval de emociones nos nuble el entendimiento, como se dice. Que no nos demos tiempo para reflexionar y sopesar las cosas. Que le creamos todo a Gemita Bueno porque nos convence emocionalmente. Que el entusiasmo con la caridad y la solidaridad nos ciegue ante las injusticias. Que sigamos reproduciendo lugares comunes y creencias sin motivo.

Para dar un ejemplo, suelo escuchar un discurso emocional anti santiaguino. Que la contaminación, que las micros, que la delincuencia. Pero consideradas las cosas desde un punto de vista racional, hay menos contaminación que antes (menos preemergencias al año), las micros, por muy deplorables, contaminan menos que los autos por cada pasajero que transportan, y Santiago resulta una ciudad estadísticamente segura. El debate entre empresas y ecologistas también parece enturbiado por una animadversión emocional entre los actores en pugna. Es como una pelea entre el apego emocional por la plata y el apego emocional por la naturaleza.

Es cierto que es muy importante dar curso a las emociones. Ellas permiten expresar nuestras rabias y nuestros sentimientos de amor. Nuestros miedos y nuestros gustos. Y es bueno externalizar todo eso. Pero la razón y la cordura permiten recomponer las cosas luego de un enojo. La razón barre con los prejuicios y la intolerancia cuando el miedo a los otos amenaza con imponerse. Las decisiones racionales aumentan la calidad de vida en las ciudades. La razón convierte una pasión coyuntural en una relación amorosa que puede proyectarse en el tiempo.

Sin la razón, podemos olvidarnos de los otros y minar el campo donde se manifiestan nuestras emociones. Por eso, me emociona la razón.

7.06.2005

Las Macabras Fiestas de los Ochenta

Días atrás, uno de mis cuñados llevó a mi casa el nuevo disco de Los Miserables, La Voz del Pueblo. Es un colección de música chilena de protesta en estilo punk. Hay versiones para temas de Santiago del Nuevo Extremo, Sol y Lluvia, Illapu, Víctor Jara, Violeta Parra y otros.

Antes de continuar, debo decir que, en general, no me gustan Los Miserables. Lamentablemente, en 1994 me tocó escribir una reseña de uno de sus discos en la revista Rock & Pop y tuve que poner lo que pensaba. Lo terrible es que los comentarios iban acompañados de una nota al disco, del 1 al 7. Qué horror. Después de eso, me gané algún tipo de declaración ofensiva de la banda en alguna actuación. Bueno, estaban en su derecho.

Este disco me gustó más que aquel sobre el que escribí entonces. Es potente, está bien tocado y tiene mucho sentimiento. Pero no es de eso que quiero escribir ahora. Es otra cosa la que llamó mi atención.

Por su repertorio, el disco de Los Miserables es un viaje de regreso a los ochenta. Pero no sólo por eso. Entre canción y canción se escuchan registros históricos, archivos con las voces de Tucapel Jiménez, Pierre Dubois, Estela Ortiz, Francisco Javier Cuadra. Esas ventanas de audio al pasado son algo escalofriante.

Resulta macabro escuchar los gritos de dolor de Estela Ortiz luego del degüello a manos de carabineros de su marido, José Manuel Parada, al lado del tono monocorde, parsimonioso e indolente con que el entonces secretario general de gobierno, Francisco Javier Cuadra, anuncia el hallazago de los cadáveres de Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, todos víctimas de los mismos "guardianes del orden".

Descoloca la calma de Tucapel Jiménez en un discurso donde prevé su asesinato. Estremece el breve relato con que el sacerdote Pierre Dubois, con una voz a punto de ceder ante el llanto, evoca el momento en encontró muerto a su amigo y también sacerdote André Jarlan, quien había recibido el impacto de una bala disparada para reprimir una protesta.

Escuchaba y pensaba: "esas fueron las fiestas de los ochenta, las verdaderas y macabras fiestas de los ochenta, un festín de sangre, crímenes y mentiras oficiales". Pensé en las absurdas y vacías fiestas de los ochenta de hoy, en los comerciales que usan hits de la época para atraer al segmento de los treintañeros, en los medios de comunicación que explotan esa nostalgia, incluido el mismo en que trabajo yo. Sentí repulsión.

Claro, es tonto pretender que sólo recordemos lo macabro de entonces. Después de todo, y como siempre, la vida seguía para los que quedaban vivos. Aquellas cosas superficiales que hoy son objeto de nostalgia pasaron y muchos las disfrutamos, pantalones amasados incluidos. Bailamos canciones tontas y nos obsesionamos más allá de toda lógica con las marcas que empezaban a penetrar el mercado local. Todo eso también es cierto.

Pero ya no puedo disociar las dos caras de la década. Cualquiera de las dos me recuerda la otra. Y no hay nada que hacer. Para muchos de nosotros, los ochenta resultan tan macabros como entrañables. Habrá que vivir con esa contradicción.

Después de todo, es una contradición menor al lado de la que descubrí después, siguiendo con estas cavilaciones: El mayor bienestar de nuestro país, nuestra estabilidad institucional, las mayores posibilidades de consumo, el crecimiento económico, las nuevas autopistas, los edificios, los pasillos de los malls, tienen como cimientos la sangre y los crímenes de ese entonces.

Para que nosotros los disfrutáramos, o nos diéramos el lujo de disfrutar criticándolos, otros inocentes tuvieron que morir.

6.22.2005

Valeria

La conocí en junio de 1993. Hacía frío. No me atreví a besarla.
Me parecía demasiado. Una ofensa a su belleza.
Compartimos la misma butaca en un cine. Y aún así no me atreví a besarla.
Gracias, mi amor, por obligarme a perder el miedo.
Gracias por poder seguir besándote hoy.
Feliz cumpleaños.
Te amo.

6.17.2005

Tres Coincidencias

1.- Lunes pasado: Cristián Warnken entrevista a Jaime Collyer en Concierto Enfoque, a raíz de su nuevo libro de cuentos, La Voz del Amo. Semanas antes, para que Warnken lo leyera, yo había tomado cualquiera de los varios ejemplares que habían llegado a la radio con una dedicatoria genérica escrita por el autor ("a un lector desconocido..." o algo así) . Después de la entrevista, Cristián me devuelve el libro. Yo le digo que se lo quede, que no se preocupe. "pero está autografiado para ti", me contesta. Collyer asiente. Abro el libro, una copia tomada al azar entre varias y que yo había leído durante algunos días, y veo por primera vez, debajo del mes y el año, Mayo 2005 (ya estábamos en junio): "Para Sergio Fortuño, esta voz distinta a las voces radiales, con el afecto del autor".

2.- Miércoles pasado: Terminamos el programa de Blanca Lewin con una parte de Cuadros de Una Exposición. Es el tema final, que se llama La Gran Puerta de Kiev. No me mata particularmente, y la versión de Emerson Lake & Palmer no ha contribuido a que la aprecie más, pero me pareció divertido un cierre con esas fanfarrias pomposas. Además, eran una buena banda sonora para largarme en caso de que me hubiesen despedido por la elección. Cuadros de una Exposición fue compuesta por Modest Mussorgsky en 1874 y orquestada por Maurice Ravel en 1922. La versión que tocamos era de la Orquesta Sinfónica de Chicago. El director era Carlo Maria Giulini. La mañana siguiente leí en el diario que Giulini había muerto el mismo día que una radio de música pop tocaba una de sus grabaciones.

3.- Navidad de 1977: Tenía cinco años. Esa noche había recibido mi primera bicicleta, una CIC de paseo, azul. Me fui a la cama contento. Con mi hermano menor compartíamos una pieza espaciosa y alta, de casa antigua, cada uno en una cama. Mi mamá, por esa noche, dormía con él. En medio de las cabeceras, colgaba de la pared un retrato de Charles Chaplin. En la madrugada, se cayó al suelo. El golpe fuerte y seco contra el piso de tablas nos despertó a los tres. Mi mamá emitió un pequeño y algo ahogado grito de asombro: "Se murió Chaplin", dijo. La radio lo confirmaba en la mañana. Durante esa madrugada de Navidad, decían las noticias, había muerto en Ginebra, Suiza, el actor, director y genio del cine mudo Charles Chaplin .

6.13.2005

Maridos Laboriosos o la Igualdad de Género que No Queremos

El fin de semana, los Fortuño Peña (Valeria, Matilde y yo), pasamos una muy buena tarde en casa de unos amigos. Estaban nuestra pareja anfitriona, su hija de un año y medio, otra pareja y su hija de tan solo un mes. También estaba el púber hijo mayor del dueño de casa, claro que él era más bien una aparición espectral que rondaba cada cierto tiempo la cocina preguntando si ya estaba listo el almuerzo, aunque nadie más tenía prisa (lo lamento por el clamor de ese estómago joven, pero no hay nada más absurdo que el stress de fin de semana).

Pensé en esa tarde parte después de una conversación que tuve en la radio con Natalia y Javier. A raíz de un posteo de Natalia donde recordaba las viejas columnas de Isabel Allende en la revista Paula, hablábamos de cómo ese troglodita masculino del que se mofaba Allende parecía una especie en camino a la extinción.

Recordé que los otros dos hombres del almuerzo del fin de semana pasan mucho tiempo en la casa. Más que sus mujeres, que trabajaban fuera. Ellos me hablaron sobre el cuidado y poda de las parras, de lo bueno que es poner a secar los sarmientos que se podan, porque sirven como muy buena leña para paella. Me contaran de los gargales, unos hongos comestibles muy grandes que crecen en los álamos.

Estos eran hombres ciertamente sensibles, pero también prácticos, que saben hacer las compras, disponer qué se come en la casa, que pagan las cuentas y se ocupan de los hijos. Hombres domésticos, en las antípodas del troglodita que Isabel Allende ridiculizaba en los setenta.

La mujer de nuestro anfitrión y la del otro invitado se aparecían casi nada por la cocina, gobernada por mano masculina. La Valeria claro que estaba ahí, porque ella cultiva la cocina como arte más que como oligación de género. Mientras, yo estaba pendiente de mi hija, ejerciendo un rol que también ha sido históricamente femenino.

Pasaba lo que en muchas partes. En la casa, la frontera entre las labores masculinas y femeninas se está haciendo cada vez más difusa. En algunos casos, como el de mi anfitrión, se ha invertido. Lo primero que he notado sobre esto es que, cuando se trata de una opción, de un estilo de vida, de necesidades laborales y no por cesantía, quedarse en casa es mucho más placentero para los hombres que para las mujeres. Para ellas, comprensiblemente, puede haber cierta humillación en los menesteres de la casa. Su rollo es salir al mundo, superarse, competir, surgir profesionalmente. Un empeño de nuestro género que no ha llevado a la humanidad a ninguna parte.

La paridad entre hombres y mujeres es un tema que yo creo que no se puede separar de la relación entre nuestra vida familiar y nuestro trabajo. La igualdad entre los sexos no es un avance en sí misma. Nada impide que se mantenga la división de roles, que siga habiendo uno más enfocado en la pega y otro, en la casa. Puede que la creciente asimilación de hombres y mujeres vuelva irrelevante si cada papel cae en la figura materna o la paterna, en un hombre o una mujer, en un heterosexual o un homosexual. Pero igual puede quedar intacta la diferencia entre el principal proveedor de una familia, o sea el que trabaja y gana más, y el encargado del cuidado, el afecto, la nutrición, la contención.

Esto de la igualdad también puede provocar que ambas partes de la pareja funcionen como proveedores, que los dos esten más enfocados en el trabajo que en la vida doméstica. Esto es muy probable cuando la competencia al estilo masculino parece cada vez más apreciada por las mujeres. En una pareja así, mientras sus pegas mejoran, su casa pasaría siempre al borde del colapso: refrigeradores vacíos (hay plata, pero no tiempo para gastarla), cañerías abandonadas, montañas de ropa sucia, cuentas atrasadas, jardines convertidos en selva virgen.

En ambos casos, inversión de los roles o dos proveedores, estaríamos tan mal como antes. Me gustaría una vida en que una pareja pueda privilegiar su vida doméstica por sobre su vida laboral, al mismo tiempo que comparta y alterne roles equitativamente. No me basta con una candidata presidencial o una mujer en la Corte Suprema, esa es la igualdad de género que falta.

6.09.2005

El Odio Es Más Fuerte: Más Cosas Que Me Disgustan

Personalidades: La gente que pierde los estribos o se pone mal genio ante desperfectos ténicos o fallas humanas involuntarias. Sobre todo la gente con autoridad.

Política: El alegato de que Insulza debió haber sido el candidato de la Concertación, porque detrás de él huelo machismo y elitismo, además de inseguridad y miedo ante el tipo de liderazgo de Bachelet. La gente que dice que "la cosa se puso entretenida" con la irrupción de Piñera en la carrera presidencial, como si la política estuviera para entrener a estos perlas. Seguro que lo pasarían bomba en Bolivia. Prefiero un país con elecciones fomes como Suiza.

Cine: La película "Closer". Cuatro autómatas neuróticos obsesionados con quién se la mete a quién.

Vialidad: La inexistencia de una ciclovía que cubra todo el trayecto entre mi casa y mi pega.

Puericultura: El dirigismo cultural con los cabros chicos. Creer que les favorece no ver tele, comer cochinadas, tomar Coca Cola, jugar con Barbies o monos violentos. No estoy a favor de esas cosas. Pero no puedo estar en contra, imponiendo juicios ideológicos a los niños. Que ellos se formen los propios. Bueno, pienso específicamente en mi hija (en la foto de abajo). Así que si alguien le quiere regalar una Barbie, no tengo drama. Sobre todo porque lo más probable es que yo no lo haga.

6.03.2005

Fuck the SII

El Servicio de Impuestos Internos es una repartición que parece tan moderna, tan eficiente, tan rápida. Hasta que te enteras de que tu devolución fue retenida porque un "agente retenedor" (forma pedante de referirse a los que te pagan los honorarios) no ha pagado tus impuestos.

No es que me haya llevado una sorpresa. Al hacer mi declaración en internet, se me informó de "discrepancias de información" o algo así con mis retenedores.

Llamé a la mesa de ayuda o informaciones. Teléfono que por cierto me costó mucho rastrear en el sitio. "Oiga, me dice la página que hay un problema con mis agentes retenedores. Quiero saber cuál es el problema y qué tengo que hacer", le dije a la mujer que me contestó.

"Ellos saben", me respondió ella.

-¿Y ustedes no?

-No. Ellos saben -reiteró.

Durante cerca de media hora estuve tratando de explicarle que era el Servicio de Impuestos Internos el que decía que había un problema y que entonces yo quería saber cuál era el problema para solucionarlo. Que eran ellos los que estaban señalando algo que andaba mal y que entonces cómo iban a no saberlo. Tras la décima ocasión que le hice ver lo mismo, la funcionaria me dijo que esperara un momento, que iba a consultar el caso.

-Ellos saben -me dijo impasible cuando volvió al teléfono.

Sé que mucha gente habría perdido la paciencia mucho antes, pero yo no soy así. O al menos no tan así. Le expliqué que cuando un profesor hacía una corrección en una prueba era porque él sabía que había algo malo donde un alumno pensaba que había algo bueno. Que el alumno tenía el derecho de saber qué estaba mal y que el profesor tenía el deber de explicárselo. Agregué que, en este caso, el Servicio de Impuestos Internos era el profesor y que yo era el alumno tratando de saber qué estuvo mal. Nuevamente me pidió que esperara, que iba a consultar.

-No se preocupe -volvió-. Mire, ellos tienen un problema y ellos lo tienen que arreglar.

Pero ellos no lo arreglaron y yo me quedé sin devolución de impuestos. No sé por qué la mujer o la persona con quien consultó no me pudieron decir algo tan sencillo como "hay una empresa a la que usted dio boletas y esa empresa no ha pagado el 10 por ciento de sus honorarios brutos. Si no los pagan en el plazo, pierde usted". No sé tampoco por qué en la misma tan moderna y eficiente página web no se explica que esa es la situación.

Sí sé que la empresa pasteleó al no pagar. A todo esto, es la productora audiovisual Nueva Imagen. Pero es obvio que Impuestos Internos tenía esa información y me perjudicó al no entregármela claramente.

La modernidad y la eficiencia tienen sentido cuando implican una mayor capacidad de respuesta en una mayor diversidad de escenarios posibles. Y me quedó claro que la capacidad de respuesta de Impuestos Internos se limita sólo a un escenario, cuando todo funciona bien. La media gracia.

5.31.2005

Yo Mato la Música

Un outtake. Escribí el siguiente texto el año pasado como prueba de columna para una revista que se acabó al poco tiempo (por eso las referencias a algunos discos son "tan 2004"):

Mi historia personal con la música es como esas historias de amor imposible que terminan haciéndose reales sólo gracias a la pertinacia de una de las partes. La principal diferencia es que, al contrario de lo que puede pasar con una persona que te desvela, la música no te rechaza. Al final, y no como en las mayorías de las historias de amor, todo depende de uno.

La cosa es que ya de niño estaba muy enganchado con cosas como las canciones de Grease, Fiebre de Sábado por la Noche y su secuela, Stayin’ Alive. El problema era que no tenía dónde escucharlas. En mi casa no había más que una radio y sólo tenía banda AM. No estaba mal. Después de todo, mi generación escogió como rito iniciático de su adultez la devoción nostálgica por el repertorio romántico latino de los setenta y principios de los ochenta. Pero algo me faltaba. No tenía FM, tornamesa ni tocacintas. En mi vida no había rock and roll.

La televisión abierta de ese entonces era mi último refugio. La aparición al aire de un capítulo de Solid Gold (creo que a veces lo ponían cuando los canales tenían problemas con su señal en directo) era un regalo del azar que me regocijaba tanto como recibir un juguete inesperado. Me hice adicto a los programas de video clips y memorizaba todo lo que podía, los nombres de los artistas, de las canciones, el disco en que venían. Todos los que conversaban de música en mi mundo infanto-juvenil tenían la tecnología. Yo no, pero tenía la información.

La adquisición del primer equipo con reproductor y grabador de cassettes pasó casi inadvertida en mi hogar. Era sólo otra cosa que tocaba música. Para mí fue como ser dueño de un aeropuerto. Desde ahí podía llegar a cualquier parte. Me conseguía discos de vinilo y los copiaba. En cassettes de cromo, para que sonara mejor. Siempre llevaba conmigo cintas vírgenes para copiar los discos de otros en su casa. Si tenían discos compactos, mejor.

Sí. Yo maté la música. No tenía otra opción. Copié y copié discos. Transcribía minuciosamente desde el título hasta los créditos. Muchas veces me di el trabajo de incluso duplicar las letras de las canciones con trazo milimétrico en hojas que dimensionaba para que cupieran en la caja de un cassette. Tal obsesión no sólo me permitió acceder a la música que quería. También tuvo efectos secundarios. El menos importante fue que, de tanto copiar letras de canciones, aprendí bastante inglés. El más relevante y paradójico fue que, a la larga, me convertí en un gran comprador de discos.

Creo que al acceder a la música por la vía del bajo presupuesto aprendí a quererla más, a incluso apreciar el trabajo de la industria discográfica en su globalidad. Recuerden que mis cassettes piratas iban hasta con créditos. Así llegué a valorar el original. Cuando pude sortear los escollos económicos de la vida estudiantil, me convertí en asiduo de las disquerías. Hoy, tengo una colección de discos originales relativamente contundente, nada muy impresionante tampoco, pero satisfactoria. Algo que nunca pensé llegar a poseer en esos años de piratería apasionada.

Esa pasión es lo que la industria discográfica no comprende cuando pide que no maten la música. Es cierto que el mercado pirata callejero es un delito tributario y contra las leyes de propiedad intelectual. Pero no puede ser un delito el pirateo solitario emprendido por alguien que no tiene otra salida para tener en casa ese disco que le voló la cabeza en la casa de un amigo, que no se encuentra en las tiendas o cuyo precio resulta prohibitivo. Apuesto lo que sea a que esos piratas se convertirán en compradores apenas puedan.

Yo sigo copiando música. Quemo Cd’s o bajo mp3’s. Lo hago cuando son discos que los sellos no editan en Chile o cuyo precio en el comercio electrónico se encarece demasiado por recargos de correo que no logro entender en el país de los acuerdos de libre comercio. Al mismo tiempo, he redescubierto los discos como objeto, no como pura información, y estoy empezando a comprar vinilos. Nada me haría tan feliz como comprar vinilos de cosas que he bajado recientemente, Summer Make Good, de los islandeses mum, I, el disco de The Magnetic Fields en que el título de todas las canciones comienza con la vocal “i”, Aw, C’Mon y No, You C’Mon, los álbumes mellizos del grupo de pop de cámara Lambchop, por nombrar algunos.

Una vez, el dueño de una disquería, negocio que también debería ser sensible al pirateo informático, me dijo que para él no había amenaza en el intercambio gratuito de archivos musicales. “Si antes había 50 personas que conocían música soul, ahora hay 500. Y de ellos, muchos ya están comprando discos”.

Esos asesinos de la música son, curiosamente, los que están ayudando a mantenerla viva.

5.26.2005

Fortuño's Review: Con las Riendas del Poder: La Derecha Chilena en el Siglo 20, de Sofía Correa / El Desierto, de Carlos Franz

La derecha chilena impulsó la reforma agraria. La derecha chilena apoyó y se benefició del fomento estatal a las industrias a través de Corfo. La derecha chilena ha gobernado junto a partidos de izquierda y ha apoyado, en distintas ocasiones, medidas populistas como la fijación estatal de precios y reajustes de salarios por sobre la capacidad económica del país. Cosas como esas se leen en el libro Con las Riendas del Poder: La Derecha Chilena en el Siglo 20, de la historiadora Sofía Correa.

Por supuesto que esas cosas se sabían de antes. El mérito de Sofía Correa es que no sólo las detalla exhaustivamente y de una manera fluida y dinámica, sino que también las sitúa dentro de una trama muy interesante, la trama de la sucesión de metamorfosis con que la derecha ha intentado, y conseguido, mantener su poder e influencia en Chile a lo largo del siglo pasado.

Esas metamorfosis no sólo incluyeron giros a la izquierda y el populismo. La derecha tuvo que destruir la democracia una vez que le resultó insuficiente como fuente de representatividad (después del fracaso del gobierno de Jorge Alessandri, la representación parlamentaria de la derecha no pudo contener el empuje social de los gobiernos de Frei Montalva y de Allende).

Una de las impresiones más fuertes que me quedaron tras la lectura del libro fue que la democracia nunca fue muy valorada por los actores políticos del siglo pasado. Sólo contaba como una forma de obtener representación política y no como un valor en sí mismo. Y esto no es válido sólo para la derecha. Un sector amplio de la Democracia Cristiana apoyó el golpe de estado. Un presidente radical fue el que promulgó una ley que proscribió al Partido Comunista en la década de los cuarenta. Los partidos de izquierda fantaseaban con la dictadura del proletariado.

Tal vez nuestro ejemplar pasado republicano y democrático no sea más que un mito. Y quizás los tiempos actuales nos brindan la oportunidad de valorar la democracia como el único mecanismo posible para dotarnos de autoridades y administrar los consensos y diferencias de nuestra sociedad.

La encarnación del trágico colapso de ese mecanismo, del fin del espejismo democrático, es uno de los temas centrales de El Desierto, la nueva novela de Carlos Franz. Su protagonista es Laura, una profesora de filosofía en Alemania que durante laUnidad Popular fue la jueza más joven del poder judicial, con magistratura en el pueblo ficticio de Pampa Hundida, en el Norte chileno. Diecinueve años después del golpe, Laura vuelve a ese pueblo, donde se cometieron violaciones a los derechos humanos (la novela alude al paso de la "caravana de la muerte"). Su regreso se debe a una pregunta que su hija le formula en una carta :¿dónde estabas tú, mamá, cuando todas esas cosas horribles ocurrieron en tu ciudad?)

Parte la novela es la carta donde Laura responde a su hija, reviviendo los días de la llegada y el asentamiento del mayor Mariano Cáceres, a cargo de la construcción y regencia de un campo de concentración en las afueras de Pampa Hundida (una alusión a Chacabuco). Intercalada en capítulos situados en el presente de los hechos, la epístola detalla el asombro, la perplejidad, la culpa y el sacrificio final de Laura en pos de una justicia abolida e irrealizable.

En elpresente de la novela, Pampa Hundida celebra una vez más su tradicional fiesta religiosa (una alusión a la Tirana). Laura reencuentra a los hombres notables de la ciudad, cada uno conviviendo a su modo con las secuelas de hechos en lo que tuvieron distintos grados de complicidad o aquiescencia. Y Cáceres está de vuelta, viviendo como anacoreta en las mismas ruinas salitreras dond eestuvo su campor de prisioneros.

El carnaval religioso provee de potentes metáforas sobre la compenetración entre el bien y el mal, la convivencia entre el culto apolíneo a la virgen y el descontrol dionisíaco de la diablada. Ese es también el conflicto que encarna Laura, quien un día creyó en una justicia abstracta y universal para luego descubrir al borde del terror que no es posible alentar esa creencia ni desconocer la fuerza de un poder donde la crueldad es perfectamente posible, o al menos tan posible como la bondad, porque en esa esfera no existe tal distinción.

Si comenzamos a creer en serio en esa democracia que Sofía Correa nos muestra como objeto de manipulaciones y maniobras de sobrevivencia en el poder, deberíamos estar conscientes de ese potencial de horror que Franz instala en el desierto que rodea implacable y mudo al paisaje y los personajes de su novela.

Síndrome Ebenezer: Cosas que le gustan a todo el mundo, menos a mí

Libros y autores:

- Gabriel García Márquez
- Las novelas de Cortázar (sí me gustan sus cuentos)
- Pablo Neruda
- Los artefactos de Nicanor Parra

Cine:

- Jean Luc Besson
- Amélie
- Machuca
- Wim Wenders, desde las Alas del Deseo en adelante.

Música:

- U2
- La canción "The Blower's Daughter", de Damian (¿o Damien) Rice
- La canción "Si No the Hubieras Ido", de Marco Antonio Solís
- La canción "Lucha de Gigantes", de Nacha (¿o Nasha) Pop
- El heavy metal
- Vivaldi

Pintura:

- Roberto Matta (bueno, me gusta algo, pero no tanto como a todo el mundo)
- Dalí
- Guayasamín

Otros:

- La arquitectura de Gaudí (al menos, en fotos no me gusta, lo que puede querer decir que no me gusta seguir sin poder tenerla al frente)
- El mito de la independencia y la agresividad de la prensa chilena.
- El hecho de que todas las radios que han reorientado su programación al adulto joven de hoy estén "enseñando a vivir".
- La Negra Ester

5.25.2005

Fortuño's Review: The White Stripes

La electrónica, el swing, el soul, la bossa nova, la nueva canción francesa, los recuerdos AM, el jazz, el mambo, el tecno pop, todo eso está muy bien. Pero una sacudida rocanrolera de las buenas nunca, nunca está demás. Y eso es lo que sentí viendo a The White Stripes en el estadio Víctor Jara.

Y una sacudida rockera no significa solamente uno que otro cabeceo al ritmo de los riffs y la batería. No. Una sacudida rockera también implica cierta incomodidad, la sensación de que no estás entendiendo todo, incluso algo de miedo. Como estar frente a alguien que ve cosas que tú no. El brujo de la tribu.
Recuerdo esas historias de la gente que se paralizaba cuando de casualidad, en la calle, escuchaba por primeras veces Rock Around the Clock. A esa escala las cosas probablemente no vuelvan a pasar. Pero hay gente que sabe revivir el viejo hechizo. Jack y Meg White están entre ellos.

5.22.2005

El primer paladar

Mmmm -paladeó concentrado-. Le falta un poco de sal.
Y así creó el mar.

5.19.2005

La Maldita Guerra de las Putas Galaxias

Entre principios de los ochenta y principios de esta década (¿cómo se llama?, ¿los 2 mil?) pude vivir con relativa tranquilidad. Con los últimos estertores de marketing de El regreso del Jedi (tal vez un helado tardío o una línea de zapatos escolares asociados a la película) concluía para mí una pesadilla de exclusión en la que todo el mundo a mi alrededor parecía formar parte del universo de la infame saga. Todos menos yo. Todos habían visto las películas, conocían los personajes, tenían juguetes, el álbum, disfraces. Todos parecían felices reproduciendo un mundo que yo no había podido conocer.

Esto comenzó una tarde, una tarde dolorosamente muy, muy cercana aún. Mi papá nos fue a ver. Hace un par de años había dejado a mi mamá. "Vamos al cine", nos dijo a mi hermano y a mí. "¿Qué quieren ver?".

Fue un momento que yo había anticipado ansiosamente durante semanas y sabía perfectamente qué responder.

- ¡"La Guerra de las Galaxias"!, dije automáticamente.

La respuesta de mi papá me llegó como un golpe a la boca del estómago, uno de esos que te dejan paralizado y sin respirar. Aunque para él fue, lo sé por lo que recuerdo de su gesto, nada más que otra negativa de las que se le dan a un niño de cinco años.

-No. Porque no la vas a entender.

Tal vez dijo algo sobre otras películas que le tincaban más. No sé. Tampoco recuerdo si mi hermano dijo algo o propuso otra cosa. Lo siguiente que recuerdo es estar senatado en una butaca frente a la proyección de Cupido Motorizado. Esa película de Disney protagonizada por un Volkswagen escarabajo. Hasta hoy no puedo evitar una sensación de derrota cada vez que veo o me subo a uno de esos autos.

Tampoco he podido evitar revivir el resentimiento de entonces cada vez que se han estrenado estos nuevos capítulos de la serie, la saga, la epopeya, lo que sea. De nuevo he vuelto a sentir que todos participan de una fiesta de la cual a mí me llega sólo un rumor que no comprendo, una luz lejana que no se materializa en ninguna forma definida. Algo que -y esta es la parte más desagradable- no entiendo. Porque desde esa dura tarde para mi autoestima, no he hecho otra cosa que tratar de entender.

Nunca he visto algún capítulo de la Guerra de las Galaxias desde principio a fin. Sé que no costaba nada hacerlo, pero la estúpida anécdota de la negativa de mi papá adquirió una dimensión simbólica demasiado grande como para neutralizar su recuerdo trivialmente, arrendando un video o un DVD. Sí sé que tal vez pueda vencer el trauma de esa ofensa de mi papá desenfundado la espada ante él, tal como lo hace Luke Skywalker ante Darth Vader en una escena que sí he visto.

Pero Luke la tuvo más fácil. El no sabía que su adversario era su padre. Y yo aún no entreno para Jedi.

5.10.2005

Noches Concierto

He programado, producido y escrito este programa de Radio Concierto por ya más de cuatro años. Recién ahora he incluido una lista de lo que se toca en cada sesión. Aquí va el link:
http://www.concierto.cl/scripts/concierto/noches/template.asp.

4.28.2005

Fortuño's Review: Primer Debate entre Soledad Alvear y Michelle Bachelet

Abordaré el debate entre las precandidatas de la Concertación como programa televisivo, antes que como una instancia política, que para eso ya hay. Sin embargo, creo que muchas de las conclusiones políticas que se han formulado sobre este evento están determinadas por su puesta en escena para la televisión.
Como todo show de TV, el debate tuvo un guión. Y el que tuvo el encuentro de ayer fue poco creativo y tedioso. La presentación de Bernardo de La Maza y su descalificación a dos candidatas presidenciales cuyos nombres olvidó junto al año en que postularon, marcó la pauta de titubeos y vaguedades que vendrían a continuación. La falta de preparación y dominio de la situación fue una debilidad tanto del moderador como de Michele Bachelet. El guión de Soledad Alvear estuvo más contundente. La precandidata DC se mostró no sólo matea, sino que con cierto sentido de construcción dramática, como cuando quitó tiempo a una de sus respuestas para diferenciarse de Bachelet sobre los impuestos a la clase media (aunque luego pecó de vaguedad cuando se le preguntó cómo aliviaría la carga impositiva de los sectores medios) y cuando, a lo O'Higgins diciendo "aquí está mi pecho", desafió a quienes sospechan de los negocios de Gutenberg Martínez exclamando "¡si quieren atacar a alguien, la candidata soy yo"!
También hubo un guión previo, que fue el acordado por los comandos. Aquí distingo claramente dos elementos que atentaron contra el interés del debate. El primero fue la decisión de que las candidatas responderían preguntas distintas, dejando a cada una la posibilidad de abordar temas planteados a la otra sólo a costa del tiempo de su respuesta a una nueva interrogante. Así, la palabra debate pierde sentido. No hay una real confrontación de ideas. Si los únicos que acceden a una posibilidad de diálogo son los periodistas, a quienes por reglamento se les dio el derecho a contrapreguntar, es obvio que los que terminan brillando son ellos. El segundo elemento que restó interés fue el acuerdo de no mostrar a una candidata mientras hablaba la otra. Puede ser muy fraternal y toda una muestra de fair play, pero es una soberana lata cuando no puedes ver en la tele las reacciones de un personaje aludido por otro. Es como mostrar sólo al equipo que lleva la pelota en un partido de fútbol, o al que hace el gol sin mostrar la reacción del arquero superado.
En el plano formal, la concepción televisiva del debate también fue contradproducente. ¿Por qué estas dos señoras tienen que estar paradas en esas tarimas tan fomes? ¿Por qué la solemnidad de las preguntas (el único más desacartonado fue Nibaldo Mosciatti, gracias Nibaldo) ¿Por qué esos tiros de cámara tan convencionales? ¿Por qué, en el fondo, si el mensaje que la Concertación tranmsmite con la competencia entre estas dos precandidatas es el de un profundo cambio cultural, el debate se organiza, desarrolla y televisa como si ese cambio no se hubiera producido, somo si siguiéramos en el año del encuentro Kennedy - Nixon?
Si las hubiesen puesto más cómodas, si hubiesen podido confrontar ideas, con preguntas menos impostadas, tal vez hubiésemos quedado con la impresión de haber visto un debate valioso y no un rito político-comunicacional vacío y anticuado.

4.25.2005

The Blogger's Daughter


Este es mi primer ejercicio de inclusión de fotos en el blog. Les presento a Matilde Fortuño Peña, una encantadora niña de dos años. Es muy divertida y tierna, aunque un poco mala para comer. Le gustan mucho los columpios, las estrellas (las del cielo, no las faranduleras), los dibujos animados, los gatos y los perros pacíficos. La foto de la izquierda es el flyer para su cumpleaños número 2. La de abajo fue tomada la primavera pasada. Las dos fotos fueron tomadas por su madre, Valeria.
Matilde, gracias a ti estoy aprendiendo a hacer más cosas con este blog.
Como el ocasional visitante se dará cuenta, no manejo cómo diseñar esto. Pero ya aprenderé. Y tal vez reemplace las fotos de Matilde por otras que ahora no tengo a mano.

4.20.2005

Ensayo y Error: Papa Don't Preach

Ayer no pude postear nada sobre Ratzinger porque me tocó trabajar un poco más de lo habitual debido a la elección papal.
Odio este tipo de eventos en los que todo el mundo se alborota y se pone a actuar como si fuera una jornada crucial para la humanidad. Y, por cierto, odio tener que trabajar un poco más.
El mismo día que se elegía al cardenal alemán, la corte de apelaciones de no sé donde decretaba el cierre de la planta Celco en Valdivia por la muerte de los cisnes y a un argentino de apellido Scilingo lo condenaban a 640 -seiscientos cuarenta- años de cárcel por los tristemente célebres "vuelos de la muerte". Todo eso me parece más relevante que la elección del jefe de una religión, por más que sea la segunda mayoritaria en el mundo.
Demasiado revuelo para una cosa tan simple, un evento cuyo guión está escrito desde la edad media y en el que la única incógnita es un nombre. Una vez que se tiene el nombre, vienen los corneteos, las biografías y los análisis. Todo, por supuesto, también dispuesto desde antes. No creo que, en ese sentido, sea una gran noticia.
Lo contradictorio es que el acto de postear esto quiere decir que yo le asigno cierta importancia. Es cierto, se la asigno como ex católico que vive en una sociedad dentro del área de influencia cultural católica (que es más amplia que el área de la feligresía católica). Almuerzo los domingos con una familia católica, tomo el té con mis abuelos católicos, trabajo con gente casada por la iglesia católica.
Y me parece bien que Ratzinger sea el nuevo Papa. Concuerdo en esto con mi jefe (www.radioconciertoff.blogspot.com). Es más, creo que Ratzinger ha hecho lo correcto desde el punto de vista de la supervivencia de su organización. Creo que se dio cuenta de que una iglesia tolerante podía ser más numerosa, pero también más débil y diluida. Tal vez no se ha dado cuenta, o tal vez, sí, de que su modelo se parece al del fundamentalismo musulmán. Mientras más restrictiva es una religión, más se comprometen los fieles dispuestos a aceptarla. Para qué querría Ratzinger muchos católicos pero poco puestos de camiseta si ha de bastarle con pocos, pero disciplinados y convencidos.
Eso crea, sin embargo, dos problemas.
El primero es asunto de algunos católicos. Específicamente, de los católicos homsexuales, hoy rechazados por el dogma católico del que Ratzinger fue guardián durante más de dos décadas, de los católicos que creen que las mujeres también pueden cumplir funciones sacerdotales, de los católicos que creen que las parejas divorciadas tienen derecho a comulgar, de los católicos que creen en la investigación con células madre como una alternativa promisoria para enfrentar enfermedades hasta hoy sin cura, de los católicos que aceptan el condón como prevención del SIDA.
El segundo problema es la tentación fundamentalista de imponer dogmas religiosos a los asuntos de estado. Los estados laicos deberían, idealmente, proteger la libertad de acción en todos los ámbitos para que cada quien actúe según sus creencias. El fundamentalismo, como se ha podido ver en el lobby católico de nuestro país en contra de iniciativas como la ley de divorcio y la pildora del día después, busca imponer sus creencias para coartar la libertad de acción de quienes no las comparten.
La llegada de Ratzinger al trono papal indica que esa tensión entre la libertad de todos y las creencias religiosas de algunos seguirá existiendo. Por eso, el humo de la Plaza San Pedro nunca dejó de parecerme gris.

Nota: Ensayo y Error es una sección de este Blog dedicada a poner en alguna parte mis ideas sobre asuntos diversos.

4.08.2005

Fortuño's Review: Miranda!

El jueves 07 de abril, en el teatro Providencia, vi por segunda vez a Miranda en vivo. La primera vez fue en la Blondie, cuando la Valeria y yo pasamos del teatro Oriente, donde vimos a Kevin Johansen, a aquel adorable antro de Unión Latinoamericana.
Estuvo bueno en el Providencia. Pero me gustó más la Blondie. No puedo evitar disfrutar restrospectivamente la sensación de que ese era el último momento de Miranda! como un secreto compartido, como un culto que estaba a punto de pasar a la esfera de la masividad. Hoy por la noche, de hecho, el grupo tocará en Noche de Juegos. De la Blondie a Rafa Araneda. De Concierto a la Fm Hit. Para ser justos, Miranda! va después de Noche de Juegos a Blondie. Pero yo no puedo ir a Blondie porque hoy es mi cumpleaños (cosa que espero abordar en otro post) .
Tal vez sean tonteras snob de uno. Me parece que, salvo un sonido medio guateado, el show en el teatro Providencia fue completo, divertido, energético. Pero prefiero la Blondie como medio natural de Miranda!
Debo asumir, sí, que tengo un problema. Porque Miranda! estaba destinado a ser masivo.
Era cosa de una oída a su primer disco y media al segundo. Hace tiempo que yo no escuchaba pop en español tan bien logrado. Nada de los rebusques de Babasónicos, ni del hermetismo o la afectación de Café Tacuba. Miranda! es 100% no bullshit. Me dirán que las letras de sus canciones son triviales y melodramáticas. Pues bien, yo creo que muchas veces la vida es así, trivial y melodrática. O, porque en el fondo es trivial, necesitamos convertirla en melodrama. Y la música me parece sencillamente genial. Ale Sergi, el vocalista, tiene un talento melódico alucinante. Es capaz de esribir versos de 18 sílabas que siguen siendo pegajosos.
Incluso desde elpunto de vista de los géneros, Miranda! es un grupo que atrae mucho al público heterosexual, porque su estética es una lectura heterosexual del imaginario gay. E intuyo que muchos homosexuales están hartos del pop y comienzan a abrazar el rock (cfr. www.josemiguelvillouta.blogspot.com). Y el mercado hetero sige siendo más amplio y menos excluyente que el homo. Proporcionalmente, los homos deben ser más tolerantes con la cultura hetero que los hetero con la cultura homo.
Así que no les espera otra cosa que más fama, creo yo. Miranda! va a estar en un año de mucha exposición. Bien por ellos, se lo merecen.
Mi pobre y patético espíritu snob se contentará con haber estado ahí justo un poco antes de que estallara todo.
Dedico este Fortuño's Review con amor a mi esposa Valeria, fan de Miranda!.

3.21.2005

Calidad de Vida (outtake)

Tiempo atrás escribí este texto para una encuesta de revista Blank sobre qué se entiende por calidad de vida. El tema no se publicó. Aquí va lo que escribí yo:

Mi abuelo Sergio cumplió 90 años en octubre. Ok, sé que el tema es calidad y no cantidad de vida. Pero la pregunta me hace pensar en él. Mi abuelo es un año mayor que Pinochet. No es millonario en dólares y sólo tiene como propiedad un DFL 2 en La Florida. Es jubilado y nunca accedió al poder. Pero creo que vive mejor y duerme mejor que Pinochet.
A mi abuelo le gustan el vino, el sour y las piscolas. Planta sus propias flores y hierbas. Sale a comprar pan fresco todas las tardes. Sólo recorre dos cuadras hasta la panadería, pero es un trayecto largo. Es cierto que, por su edad, camina lento. Pero lo que realmente lo demora son los saludos de los vecinos. “¡Hola Tata! ¿Cómo está Tata? ¿Qué cuenta Tata?”. Hace poco lo invitaron a la inauguración de una carnicería. Mi abuelo ha sido adoptado por el barrio.
No sé muy bien qué es la calidad de vida. Si puede medirse por parámetros objetivos, o sea, si reconocemos que hay una escala que va de mala calidad de vida a buena calidad de vida, no creo que mi abuelo esté en el mejor extremo. Su jubilación es escuálida, no tiene una buena cobertura de salud, de los bienes que se incluyen en el Censo, posee los mínimos. Pero si esto fuese válido, deberíamos aceptar que Pinochet tiene mejor calidad de vida que mi abuelo, cosa que insisto en dudar.
Según otro enfoque muy común, la calidad de vida se trataría más bien de un estado subjetivo ligado a la autorrealización, al cultivo de intereses propios, al grado de conformidad con el trabajo, a la vida afectiva y familiar. Yo creo que a mi abuelo nunca le importó nada de eso. Se casó cuando la gente se casaba para toda la vida. Siempre tuvo el mismo trabajo y me parece que nunca se urgió mucho por realizarse a través de él. Le bastaba con cumplirlo y hacerlo bien.
Le impresionaría saber que hay medios que preguntan qué es la calidad de vida, porque esa es una pregunta para gente que vive en un mundo que ya no es el de él. Y es, pienso, una pregunta necesaria, pero sin una respuesta final. Es la zanahoria que nos hace funcionar, lo que nos recuerda que hoy hay más decisiones en nuestras manos y que cada una de ellas tendrás costos y beneficios para nuestra felicidad.
Si quieres ser un ejecutivo top, lo más probable es que tengas que asumir costos afectivos. Si lo tuyo es hippear y vivir el presente, tienes que asumir que llegará el momento en que envejezcas y probablemente lamentes no haber tomado en serio tus fondos previsionales.
Quizás la calidad de vida no existe. O tal vez sí y sólo te des cuenta de cómo anduvo la tuya cerca del fin de tus años. Pese a que mi mundo es distinto al de mi abuelo, yo quiero terminar como él. Me bastará con que mis vecinos me saluden sonrientes y cariñosos cada tarde, camino a comprar el pan.

3.15.2005

Jefe de Disciplina

Contacto...
Es como el jefe de disciplina del país. El jefe de disciplina era generalmente un tipo perno del curso que no tenía apoyo popular, pero sí la venia de los profesores. Los representaba. Y sapeaba.
La verdad es que Contacto tiene apoyo popular. Lo demuestra el rating. Y sapea cuando no hay mayor riesgo en sapear. Obviamente, la caza de pedófilos rinde frutos en términos de imagen.
Me ralla (¿o raya?) la capacidad técnica y el ingenio de producción de contacto. Se les ocurrió ir tras Schäffer (¿o Schaeffer?). Y pusieron todo para encontrarlo. Viajes a Argentina, periodista encubierto, arriendo de aviones. Toda esa aventura detectivesca llega a darme envidia. Hasta los crespos de Carola Fuentes me dan envidia.
La cosa que me pregunto es qué pasaría si Contacto pusiera toda su maquinaria al servicio de causas más difusas, sin villanos tan fácilmente indentificables. Como investigar la discriminación en Chile: hacia los pobres, hacia los homosexuales, hacia los feos. O los desastres ecológicos. O los alcances del poder empresarial.
Un detalle del programa sobre la captura de Schaeffer: Hay un punto en que se muestra una escuela vecina al refugio del viejo alemán en Tortuguitas. La narración dice algo así como "estos niños ignoran que a metros se esconde un anciano que durante décadas abusó de menores como ellos" o algo así. Bellísimo.

3.07.2005

Gladys

Sé que en estos momentos mucha gente está triste. Miles van a presentar sus respetos al ex Congreso Nacional, donde ella ocupó una diputación por tres períodos consecutivos y hoy se velan sus restos. Gente de la UDI, de RN, de la Concertación. Su gente, la vieja izquierda, por supuesto. Gente que no pesca, gente que nada más le tomó cariño. Como un vendedor de ostras que hace unas semanas, a propósito de nada, nos preguntó a mi mujer, la Valeria, y a mí: ¿Cómo estará la Gladys Marín?
Ese caballero, la gente de derecha, la gente de izquierda y la gente apática, la quisieron por una cosa. Por consecuente. Por honesta consigo misma. Por aperrada.
Yo no sé. Si la consecuencia fuese un valor en sí mismo, las ideas darían lo mismo. No importaría lo que alguien pensara, sino qué tan leal fuese a su modo de pensar.
Yo creo que las ideas de Gladys Marín estaban equivocadas. Se equivocó con aceptar la vía armada como forma de lucha contra la dictadura. Y no digo que se equivocó sólo porque yo rechazo la violencia por principio. Se equivocó también porque no resultó. Se equivocó al no darse cuenta de que los partidos comunistas del mundo no pudieron cumplir con aquello que los inspiró: el fin de la miseria.
Esa consecuencia que hoy se le alaba a un grado de consenso que se confunde con el lugar común me resulta más parecida a la tozudez. Admiro más a gente que pasó por el duro trance de asumir que habían cometido errores. En este aspecto, me conmueven más tipos como Carlos Altamirano o Luis Guastavino. Hay casos en que la consecuencia es más fácil y llevadera que los cambios de opinión. El caso de Gladys Marín me parece uno de esos.
Pero hay una esfera en la que ella no fue para nada cómoda ni contumaz (contumaz es el que persiste en el error). Fue en su compromiso con la exigencia de justicia. Gladys Marín no cejó ni se conformó con los costos de una transición a la democracia negociada. Los pacos y los guanacos podían hacer lo que quisieran, pero ella seguiría protestando en los tribunales o en el sitio de algún acto oficial.
Pinochet se querelló contra ella por injurias. Ella se querelló contra Pinochet por violaciones a los derechos humanos. No es necesario detenerse a pensar quién terminó peor. Dudo que la muerte de Pinochet suscite gestos de respeto y condolencia como los que han suscitado la muerte de la mujer que públicamente le enrostró sus crímenes.
Y creo que la personalidad luchadora de Gladys Marín tuvo en el amor uno de sus combustibles principales. Intuyo que fue el amor por el esposo que la dictadura hizo desaparecer el que la mantuvo peleando. Tal vez fue ese mismo amor hacia el hombre con que en algún momento pensó cambiar el mundo por uno más justo el que la mantuvo aferrada a las mismas ideas. Cualquier otra cosa habría sido una traición y la pérdida de su esposo habría sido en vano. Quizás fue por amor que estuvo dispuesta a enfrentar los peligros de la clandestinidad y la distancia con sus hijos.
Contreras está preso. Pinochet, investigado en varios frentes y desprestigiado hasta con los suyos. Sin Gladys Marín, las cosas podrían haber tomado otro rumbo. A lo mejor, ella ayudó a conseguir justicia no gracias a sus ideas, sino como producto de un amor al que honró hasta el fin.
Por eso la admiro.

3.03.2005

Fortuño's Review: Emir Kusturica & No Smoking Orchestra

Fue ayer por la noche en el estadio Víctor Jara. Todo lleno. Algo debe haber en la idiosincracia local que conecta con la entropía de esta gente. Punk balcánico. Música de matrimonio en la hora peak de la embriaguez. Nos gusta ese desorden etílico y parece que eso nos emparenta con los Balcanes.
El show fue completamente efectivo. El propósito no era otro que generar una catarsis colectiva y eso hubo. Mucho salto, mucho cabeceo, mucho baile en la medida posibilitada por la estrechez de un recinto atiborrado.
Musicalmente, eso sí, prefiero los discos de No Smoking Orchestra a verla en el escenario. En varios sentidos, el espectáculo fue efectista. Y no solo por los trucos de circo ni la guitarra giratoria con contorno de luces. Tampoco por las acrobacias con el violín. Creo que lo que no me gustó de todo eso fue el rol secundario de la música, relegada tras toda las bravatas del Dr. Nelle al público, tras la devoción por Kusturica como director de cine y no como guitarrista (en lo que es casi menos que discreto).
Pero bueno, habría estado en el recital equivocado si hubiese buscado solo música. Como me dijeron hoy por la mañana un par de amigos, "faltó el copete". Tal vez fue eso.

3.01.2005

Mario Vargas Llosa

Hoy por la mañana (8.45, técnicamente de madrugada para mí) fui al Centro de Estudios Públicos a una conferencia de Mario Vargas Llosa. Se supone que luego de la conferencia yo iba a tener unos minutos para hablar a solas con él. A último momento, decidí no ocupar ese tiempo. Habría sido para hacerle las mismas preguntas que ya le habían formulado. Y soy enemigo de dos cosas: de la redundancia y de la perversión egótica de la exclusiva mediática. Así que en el Concierto Enfoque de hoy martes (17.50, 88.5) van algunas cuñas de la charla del escritor con "los medios".
Siempre me ha llamado la atención que a Vargas Llosa le pregunten de todo. ¿Qué le parece que tengamos dos precandidatas presidenciales en Chile? ¿Lavín, Alvear o Bachelet? ¿Qué opina de Tabaré Vásquez, que hoy asume en Uruguay? ¿Qué piensa de la situación de los grafiteros chilenos detenidos en Cusco? ¿Le preocupa la sucesión papal? (ese fui yo, debo reconocer). Igual eso es probablemente mucho más interesante que hablar horas sobre su nuevo libro, un ensayo sobre Los Miserables, de Víctor Hugo. Lo que no quiere decir que la literatura, ni la obra de Vargas Llosa en particular, no sea objeto de interés y bla bla bla...

Un momento estelar:

- Patricio Fernández, director de The Clinic: "Cuando dices (sí, lo tutea) que eres liberal, ¿qué quiere decir? ¿Liberal de derecha, de izquierda?
- Vargas Llosa: Ni de derecha ni de izquierda. Depende. Yo estoy de acuerdo con el divorcio, el aborto, la eutanasia....
Patricio Fernández: En Chile, eso es de izquierda.

Otro:
- Periodista combativo, joven, barba incipiente, chaqueta de cuero de ropa usada: "Cómo se puede estar en contra de la subvención estatal a la cultura y disfrutar espectáculos subvencionados de alto nivel en Alemania" (la pregunta fue más larga y enredada, pero parafraseo).
- Vargas Llosa: Una cosa es ser liberal y la otra es ser idiota...

Aquí va un link a una nota de El País recogida en el sitio español de Alfagura sobre su último libro:

http://www.alfaguara.santillana.es/NASApp/alfaguara/noticia_desarrollo.jsp?id_noticia=1106

2.28.2005

Nombres graciosos

Algunos nombres divertidos que he escuchado o leído recientemente:

Esmirna Vidal
Jairo Cuarán
Jiri Smitak
Vibrión Parahemolítico

2.25.2005

Fortuño's Review: Entre Copas

Mi idea es la siguiente: libro que lea, película que vea, disco que escuche, los comento acá.
Voy a partir con una de las nominadas a mejor película para el Oscar.
Esta como la versión masculina de Thelma & Lousie. No digo versión masulina y perna, porque se da por descontado que si es masculina, es necesariamente perna. Lo que en la road movie de Ridley Scott con Susan Sarandon y Geena Davis era rebeldía y audacia, aquí es torpeza y absurdo.
Miles (Paul Giamati, que se lució como Harvey Pekar en American Splendor) es un profesor de castellano con aspiraciones de novelista frustradas y gran conocedor, así como bebedor, de vinos. Su amigo Jack (Thomas Haden Church), es un actor que llegó a ser popular gracias a una telenovela de la cual ya han pasado varios años. Ahora se las arregla con pegas publicitarias y espera que el matrimonio con la hija de unos empresarios inmobiliarios de origen armenio le arregle el futuro.
Miles será el padrino de la boda. Una semana antes de la ceremonia, ambos parten a un viaje por las viñas y viñedos californianos. Será la despedida de soltero de Jack.
Pronto queda clara una asimetría esencial en la actitud con la que cada uno de estos cuarentones sin éxito enfrentará el viaje. Jack quiere darse sus últimos revolcones de soltero. Miles difícilemente tiene energías para querer algo. Aparte del vino, no tiene otro interés que recibir noticias de su agente sobre la voluminosa novela de él que está siendo evaluada por una editorial neoyorquina. Cuando no está pendiente de una de esas dos cosas, se lamenta por el fin de su matrimonio, del cual ya han pasado dos años.
La pareja de amigos llega a su destino y conoce a un par de mujeres. Jack consigue la acción que quería. Miles, el torpe, se pierde en disquisiciones sobre el vino con Maya, la mesera y también conocedora de vinos que es su prospecto de conquista (una cautivante y natural Virginia Madsen). El diálogo de ambos sobre la relación del vino con el tiempo dan una de las claves de la película. Toda botella tiene un mejor momento para ser descorchada. Luego de eso, viene su deerioro. Así puede suceder con los humanos y sobre todo con los personajes masculinos protagónicos del filme. La incógnita es si el deterioro es inapelable en las personas o si existirá siempre una oprtunidad de recomenzar.
A veces, Entre Copas, parece señalar que tal oportunidad está perdida. La abyección con que Miles roba a su madre un día antes de su cumpleaños para continuar el viaje y las consecuencias de los enredos sexuales de Jack parecen sepultarla. Pero los sacrificios que estos amigos están dispuestos a hacer por el otro o la comprensión de Maya vuelven a ofrecerla. Siempre se puede volver a cosechar.
En esa habilidad para mostrar el tránsito permanente de sus personajes entre el egoísmo y la entrega, entre la resignación y el empuje, radica una de las principales virtudes de Entre Copas. No pasa lo mismo en los momentos más ceñidos a los moldes clásicos de la comedia (Miles en un ataque de frustración corriendo cuesta abajo por una viña botella descorchada en mano con Jack a su saga), que parecen algo artificiosos. Es la efectividad emotiva del realismo casi desinteresado con que se cuenta esta historia lo que la convierte en un remezón imperdible.
(Dedico este comentario, ya que se trata de una película sobre vino y amistad, a mi amigo y compadre Pablo Márquez, conductor de Gran Reserva en Radio Concierto.)

2.22.2005

Drogas

A mediodía, Pato Miñano y yo grabamos una entrevista a María Teresa Chadwick, directora de CONACE. El tema, la nueva ley de drogas y el caso de la señora María Luisa Velasco (71 años, 44 matas de yerba en su casa de San Damián, denuncia del jardinero, presa y dejada en libertad proisional, pero aún bajo proceso).
Algunas cosas que supimos: Consumir drogas no es delito. Es una falta. Se castiga con multas, rehabilitación o trabajo comunitario. Microtráfico y narcotráfico tienen distintas penas. Antes no era así. Y muchos jueces no mandaban a la cárcel a microtraficantes porque tendrían que haberles dado penas muy altas, las mismas que recibían los narcotraficantes de mayor escala. La línea entre consumo y microtráfico, y entre microtráfico y narcotráfico, no está establecida claramente. Queda a criterio del juez. Y, a propósito de la señora Velasco, sí es delito tener plantas. Aunque sea una. No es delito ni falta que te drogues en tu casa.
Raro, ¿no? Puedes jalar, fumar, inyectarte, tripear o lo que sea en tu entorno íntimo. Pero de alguna parte tuviste que sacar la droga. Si fumas pitos tuviste que comprar (microtráfico) o lo sacaste de tu propia planta (delito).
Me imagino que así son las leyes cuando representan a sectores opuestos como los del permisivo Nelson Avila y del represivo Jaime Orpis.
Personalmente, mi posición es: Legalidad y despenalización de todas las drogas.
Difícil, muy difícil.
La entrevista va a las 18.15 por la 88.5.
No estuvo tan mala.

1.31.2005

Médicos Torturadores

De Javiera Parada, me llegó una lista de médicos que torturaron. No sé si estoy de acuerdo con las funas ni el revanchismo extremo. Pero me parece que la información es relevante igual. Sobre todo si uno de ellos es tu médico. Hay que saber con quién (te) estás tratando.

Aquí va la nómina:

Darwin Arriagada Loyola.Médico, dirigente del Colegio Médico de Chile en 1973. Fue nombrado por la Junta Militar como Director General de Salud. Participó en el plan de administrar drogas en los alimentos para asesinar a presos políticos. Entregó a numerosos médicos de izquierda, más de 30 de los cuales fueron asesinados.

Camilo Azar Saba. Médico de la CNI. Fue suspendido por seis meses del Colegio Médico por su participación en torturas aplicadas a prisioneros en cuarteles de la CNI. Implicado en caso de Federico Alvarez Santibáñez.

Guillermo Aranda. Médico de Punta Arenas, Cardiólogo. Aplicó sus conocimientos para la tortura de presos en esta ciudad.

Alejandro Babaich Schmith. Director Hospital Cirujano Guzmán de Punta Arenas. Asesor en torturas contra prisioneros políticos.

Gregorio Burgos. Médico del Regimiento de Los Angeles. Asesoró a agentes de la DINA en buscar formas de tortura sin que el detenido perdiera el sentido.

Víctor Carcuro Correa.Médico de la CNI. Este doctor fue suspendido de sus derechos en el Colegio Médico por su participación en las torturas que culminaron con la muerte del transportista Mario Fernández López, en La Serena, en octubre de 1984.

Raúl Díaz Doll. Médico, funcionario de la Dirección General del Servicio Nacional de Salud. Integró la comisión militar que investigaba la filiación política de los médicos. Organizó el soplonaje en el servicio y participó personalmente en los interrogatorios a los médicos detenidos y torturados.

Guido Mario Félix Díaz Paci. Medico del Ejército y de la CNI. Oficial de sanidad militar del Ejército que participa de los hechos que culminaron con la muerte del transportista Mario Fernández López, en La Serena. Las causas de la muerte de Fernández López fueron las torturas sufridas en el cuartel de la CNI de dicha ciudad en octubre de 1984. Cuando Mario Fernández debió ser trasladado al Hospital de La Serena, Díaz Paci mintió a los doctores de turno del Hospital, aduciendo que el detenido venía de una Tenencia de Carabineros y no de la CNI, solicitando a los médicos que ocultaran el estado del detenido. Una vez fallecido Fernández, el médico y agente CNI intentó que el facultativo que había operado de urgencia a la víctima falsificara el diagnóstico de su muerte, ocultando los verdaderos motivos del deceso. Por todas estas razones Guido Díaz Paci fue expulsado del Colegio Médico. En 1974 participó en la exhumación del cuerpo de María Avalos, asesinada junto a su marido, Bernardo Lejdermann, en diciembre de 1973 por una patrulla del Regimiento Arica de La Serena. En el certificado de defunción aseguró que la mujer se había dinamitado.

José María Fuentealba Suazo. Médico del Ejército. El 27 de octubre de 1973 José Fuentealba participa en la comitiva que viaja a Río Mayo, en Argentina, para trasladar a 3 detenidos, Juan Vera, Néstor Castillo y José Rosendo Pérez, que habían sido capturados por Gendarmería argentina cuando escaparon en busca de refugio político. La comitiva iba al mando del Capitán Joaquín Molina Fuenzalida (asesinado por el hijo de Manuel Contreras) y también la integraban un carabinero de apellido Salinas y el suboficial Evaldo Reidlich Hains. Los tres prisioneros fueron subidos a un vehículo del Hospital Regional de Coyhaique y trasladados en dirección a Chile, pero nunca llegaron a destino. En abril del 2002, el juez del Primer Juzgado del Crimen de Coyhaique, Luis Sepúlveda, sometió a proceso a Fuentealba Suazo y al suboficial (R) de Carabineros Evaldo Reidlich Hains.

Alejandro Jorge Forero Alvarez. Cardiólogo. Registro Colegio Médico 9580-K. Comandante de Escuadrilla y médico que se desempeñaba al momento del golpe de Estado en el Hospital de la FACH. En 1976 prestó servicios como soldado segundo en la Base Aérea de El Bosque y en el Regimiento de Artillería Antiaérea de Colina. En este lugar participa del Comando Conjunto, supervisando las torturas y drogando a los prisioneros que eran sacados para hacerlos desaparecer. Fue sometido a proceso por el juez Carlos Cerda en plena dictadura. Por estos días ha vuelto a ser requerido en nuevos procesos del Comando Conjunto.

Werner Gálvez. Médico pediatra, Coronel de Sanidad en Iquique. A comienzos del régimen militar aplicó inyecciones intravenosas de pentotal sódico, alternadamente con suero biológico, durante interrogatorios en esta ciudad.

Fernando Jara de la Maza. Médico traumatólogo de Valdivia. En los días posteriores al golpe militar participó directamente en la aplicación de tortura a detenidos.

Manfred Jurgensen Caesar. Médico de la CNI. Este médico, a la vez agente de la CNI, fue expulsado del Colegio Médico por su participación en torturas aplicadas a prisioneros en cuarteles clandestinos de este organismo represivo. Implicado en la muerte de Federico Alvarez Santibáñez.

Luis Losada Fuenzalida. Médico de la CNI. También fue expulsado del Colegio Medico por su participación en las torturas que culminaron con la muerte del profesor Federico Álvarez Santibáñez. Una hora antes de la muerte de Álvarez Santibáñez, torturado en agosto de 1979 durante siete días en cuarteles secretos de la CNI en Santiago, firmó un informe en el que indicó que el docente estaba en buenas condiciones físicas.

Minoletti. Médico de Carabineros, provincia de Concepción. Asesora a los torturadores de Fuerte Borgoño y extiende los certificados por muerte natural para encubrir los crímenes.

Vittorio Orvieto Teplizky. Médico del Ejército. Cumple funciones de colaboración en las torturas cometidas en el Campo de Prisioneros Número Dos de Tejas Verdes. También participa en la Brigada de Salubridad de la DINA como director de la clínica Santa Lucía.

América González Figueroa. Contratada en dictadura para ejercer funciones en el Servicio Médico Legal, donde falseó la información sobre las causas de muerte de algunos ejecutados políticos. Entre los casos en que está implicada aparecen la muerte a causa de torturas de Carlos Godoy Echegoyen, que hizo aparecer como muerte súbita; el asesinato de Cecilia Magni Camino, afirmando que se habría ahogado y ocultando los vestigios de tortura en su cuerpo, y el crimen del dirigente estudiantil DC Mario Martínez, que apareció en las costas de las Rocas de Santo Domingo luego de que fuera secuestrado en Santiago. Otro "servicio a la patria" fue su participación en los exámenes que culminaron con el fraude de la demencia de Pinochet.
En el último período, aún en el Servicio Médico Legal, fue designada jefe del Departamento de Tanatología y directora subrogante del servicio. El 21 de diciembre de 2000, poco después de que se comprobara su responsabilidad en la entrega equivocada de los cuerpos de tres jóvenes quemados al interior de la Cárcel de San Miguel, recibió una anotación de mérito en su hoja de vida firmada por el ministro de Justicia José Antonio Gómez, militante radical.

Jorge León Alessandrini. Dentista, agente civil de la DINE, implicado en el asesinato del dirigente sindical Tucapel Jiménez Alfaro.

Osvaldo Leyton Bahamondes. Médico de la DINA. Implicado en la muerte por torturas de Manuel Leyton Robles, agente de la DINA que fue asesinado por sus "colegas" al verse involucrado públicamente en el robo de una renoleta, trabajo encargado por su superior Germán Barriga Muñoz. El doctor Leyton Bahamondes firmó un certificado en el que el agente aparece como fallecido a causa de una crisis epiléptica y arritmia cardiaca en Almirante Barroso 76, ubicación de la clínica clandestina London.

Bernardo Pulto. Medico radiólogo de Melipilla. Junto al Fiscal militar de Melipilla tomó parte personalmente en las sesiones de tortura a prisioneros.

Luis Hernán Santibáñez Santelices. Médico DINA. Integrante de la Brigada de Salubridad que funcionaba en la Clínica London (Almirante Barroso 76). Implicado en la desaparición de Juan Elías Cortés.

Hernán Horacio Taricco Lavín. Médico DINA. Jefe de la Brigada de Salubridad que funcionaba en la Clínica London. Implicado en la muerte del agente DINA Manuel Jesús Leyton Robles, asesinado por sus "colegas" al verse involucrado públicamente en el robo de una renoleta, trabajo encargado por su superior Germán Barriga Muñoz.

Hernán Twane. Psicólogo que aplicó Pentotal Sódico a los prisioneros para que éstos fueran interrogados por el Servicio de Investigaciones. Mantiene una consulta compartida en las inmediaciones del edificio Diego Portales.

Werner Zanghellini Martínez. Director de la Clínica Santa Lucía entre 1975 y 1976. Es acusado por sobrevivientes de Villa Grimaldi de haber inyectado el virus de la rabia a Jorge Fuentes Alarcón, detenido desaparecido. Fue funado en su clínica particular de Galvarino Gallardo 1983, Providencia, y al día siguiente se cambió a una oficina cercana perteneciente a un familiar.

Sergio Marcelo Virgilio Bocaz. Médico de la Brigada de Salubridad de la DINA, con labores en la clínica clandestina Santa Lucía, que continuó trabajando en elComando de Logística de la CNI. Marcia Merino dice haberlo visto en publicidad de café y financieras.

Brigada de Salubridad de la DINA. Compuesta entre otros por los doctores Vittorio Orvietto, Werner Zanghellini, Hernán Taricco, Nader Nasser, Osvaldo Eugenio Leyton Bahamondez, Rodrigo Vélez, Samuel Valdivia Soto, Luis Hernán Santibáñez Santelices, Eduardo Contreras Balcarce, el ginecólogo Juan Pablo Figueroa Yáñez, el otorrino Eugenio Fantuzzi Alliende, el psiquiatra Roberto Lailhacar Chávez, el dentista Sergio Roberto Muñoz Bonta y la enfermera María Eliana Bolumburú Taboada. Otro profesional integrante de esta Brigada, del cual sólo se sabe el apellido, es el psicólogo Bassaure.

Sus direcciones actuales:

Darwin Arraigada Loyola, Medicina general. Atiende en Santa María 217, oficina 34, comuna de Independencia. Fono 7372626.

Eugenio Fantuzzi Alliende, Otorrinolaringólogo. Médico Jefe del Servicio de Otorrinolaringología de la Clínica Dávila, ubicada en Avenida Recoleta 464, Santiago. Consulta Particular en Luis Thayer Ojeda Norte 073, oficina 606, Providencia. Teléfono 233 7524. Fax 234 1740.

Juan Pablo Figueroa Yáñez, Ginecólogo y Obstetra. Atiende de lunes a viernes en la Clínica Arauco, ubicada en el Parque Arauco. Avenida Kennedy 5413-B. Teléfono 2990299. Su última dirección conocida es Américo Vespucio Norte 1303, departamento 71, Vitacura. Teléfono 2069147.

Werner Zanghellini Martínez, Cardiólogo. Ultima dirección conocida: Galvarino Gallardo 1983, Providencia. Ahora atiende sin publicidad en la consulta de un familiar, en la misma comuna.

Sergio Marcelo Virgilio Bocaz, Medicina general. Aún se encuentra en funciones en el Hospital Félix Bulnes, ubicado en Leoncio Fernández 2655, Quinta Normal, Santiago. Su última dirección conocida es Tupungato 10.279, Vitacura. Teléfono 2154768.

Hernán Horacio Taricco Lavín, Pediatra. Atiende los martes, jueves y viernes, de 12:00 a 14:30 horas, en el Centro Médico Militar de Maipú, ubicado en la Avenida Ramón Freire Nº6097, Villa Militar Oeste, Paradero 3 1/2 de Pajaritos, Comuna Estación Central. Teléfonos: 4508564, 4508565, 4508566. Fax: 4508563. Su última dirección conocida es en Tabancura 1278, teléfonos 2433425 y 2433444.

Sergio Roberto Muñoz Bonta, Dentista. Atiende público en el Hospital Barros Luco-Trudeau y en la consulta médica dental San Lucas de José Domingo Santa María 1338. Fonos 7377674 y 7379978.

Roberto Lailhacar Chávez, Psiquiatra. Ex presidente de la Sociedad Chilena de Sexología y Educación Sexual. Atiende en Obispo Salas 290, Oficina 168. Fono 2239405. Su última dirección conocida es Los Ranchos 8763, Vitacura, teléfono 3262178.

Manfred Jurgensen Caesar, Medicina general. Trabaja en el Hospital Militar de Santiago. Consulta particular Hernando de Aguirre 194, oficina 301.

Alejandro Forero Alvarez, Cardiólogo. Trabaja en la Clínica INDISA, Avenida Santa María 1810, fono 2254555. Consulta Particular Apoquindo 6275, oficina 116. Su última dirección conocida es Camino La brisa 14.199-2, Lo Barnechea. Teléfono 2161253. Registro de Colegio Médico 9580-K

Guido Díaz Paci, Pediatra. Atiende en el Regimiento de Infantería N°21 "Arica" de la Segunda División de Ejército con base en La Serena, bajo el mando del General de Brigada José Gabriel Gaete Paredes. Mantiene consulta particular en esta ciudad.

Camilo Azar Saba, Traumatólogo. Desde el 1 agosto de 2003 atiende en Integramedica Alto Las Condes, ubicada en Avenida Kennedy 9001, piso 7, Mall Alto Las Condes. Fonos: 6366666, 6796500, 6796566 y 6796567. Asistente: Fabiola Banda, fono 6796576. Su última dirección conocida es Echeñique 8801-B (interior). Teléfonos 3265277 - 3265294

Vitorio Orvieto Tiplizki, Oftalmólogo. Atiende en los centros Integramedica de Maipú, Av. Pajaritos 1605, teléfono 6366500, y en el de Plaza Oeste, ubicado en Américo Vespucio 1501, Cerrillos, teléfono 6367200.

Luis Santibáñez Santelices, Broncopulmonar. Atiende en Integramedica Las Condes, ubicada en el mall Alto Las Condes, Av. Kennedy 9001, tercer piso.